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Si la reforma pensional fuera cuento infantil, sería el de Caperucita Roja. Y aunque dicen que fue hecha para proteger a Caperucita, lo cierto es que quienes la promueven son team lobo. Nos engañaron diciendo que cuidarían de los más vulnerables, cuando en realidad le tendieron una trampa a la clase media colombiana. La semana pasada hablamos del golazo de Petro con el pilar fantasma (el solidario); hoy examinemos el semicontributivo: el verdadero robo del siglo.
Este golpe -extrañamente ignorado por académicos y políticos- afectará a siete de cada diez cotizantes. El gobierno, cual lobo disfrazado de abuelita, vendió la reforma como justicia social, cuando a la larga se trata de una confiscación al ahorro.
¿Será que la Corte dejará que el lobo se coma a Caperucita y a su ahorro?
Quienes lleguen a la edad pensional con entre 300 y 999 semanas cotizadas caerán en esta trampa. Gente que fue informal la mayor parte de su vida, pero que logró cotizar en alguna época. No son ricos. Con la reforma no les devolverán su ahorro, sino que lo trasladarán, forzosamente a Colpensiones que les pagará una chichigua vitalicia que, según me confirmó el Ministerio de Hacienda, puede ser incluso inferior a $82 mil mensuales.
Peor aún: los beneficiarios del pilar fantasma -que nunca cotizaron- recibirán $223 mil al mes (si es que el gobierno consigue la plata). Es decir, quienes no aportaron tendrán más que quienes sí lo hicieron. Injusticia social, ¡qué paradoja!
Pero eso no es lo peor. Lo que en #NoConMiAhorro advertimos desde hace más de un año se confirmó. El Ministerio de Trabajo respondió, vía derecho de petición, que cuando un afiliado del semicontributivo muere, su ahorro no se hereda: va al Fondo de Solidaridad Pensional para subsidiar otras pensiones y al mismo pilar fantasma. Harán solidaridad con plata ajena.
¡Nos dijeron de frente que confiscarán! Qué triste que, cuando lo expusimos, Colombiacheck nos llamó desinformadores. Ojalá se hicieran un auto fact-checking.
En este pilar, Petro metió dos golazos más. El primero: el artículo 2.2.3.3.2 del Decreto 514 ordenaba al MinHacienda publicar en mayo el lineamiento para calcular las rentas vitalicias. A hoy, nada. Les envié un nuevo derecho de petición para evitar que se sigan haciendo los locos mientras la Corte estudia demandas. Sin esos lineamientos, evitan que se haga (más) público el robo del siglo.
El segundo: el artículo 2.2.3.3.4 permite que Colpensiones pague las rentas directamente, sin aseguradora. ¿Qué significa eso? Que no hay contrato que garantice el pago. Es solo una promesa. Como en el pilar solidario, podrían decir que no hay plata y suspender los giros.
¿Se imaginan? Además de que no les devuelven el ahorro, se los dan en forma de chichigua 3 años después, y encima se los quitan cuando fallecen... Ahora también podrían decirles, a mitad de camino, que no hay más plata para pagarlo. En vez de renta vitalicia, es un pago incierto a futuro.
Quienes hoy defienden este modelo no solo son cínicos, sino también malas personas. Están frente a Caperucita… y se ponen del lado del lobo.