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Analistas 22/09/2018

Unicornios en la cocina

Javier Villamizar
Managing Director
La República Más

En el sector de la tecnología, desde hace un par de décadas se ha institucionalizado en modelo de “outsourcing” de la manufactura, como un mecanismo de reducción de costos y de optimización de la cadena de suministros.

No es secreto que detrás de Apple, Samsung y las demás marcas que se ven en nuestros teléfonos móviles y computadores personales, hay empresas poco conocidas que se encargan de fabricar los componentes, montarlos, ensamblarlos y prestar a las grandes marcas, los servicios de diseño, gestión y distribución.

Se trata de empresas subcontratistas gigantescas como Foxconn, Flextronics, Compal, Pegatron o Quanta, quienes se han convertido en piezas fundamentales de la cadena de valor global de la tecnología aunque sus nombres son desconocidos para el usuario final, mas allá de cuando se presentan algunos escándalos laborales como el caso de los suicidios en las fábricas de Foxconn donde se fabrican iPhones.

La industria de manufactura electrónica en China y Taiwan ha evolucionado al modelo de ODM (Original Design Manufacturer) o fabricantes de diseños originales, que se dedican al ensamblaje y determinadas fases del diseño de ciertos subcomponentes, de manera que las grandes marcas se enfoquen en el mercadeo, la comercialización y el servicio de los productos.

El sector de la restauración está pasando por un momento revolucionario proveniente del creciente número de “startups” y de la inversión en ellas y de la clara divergencia que existe entre los deseos de los consumidores y las propuestas de los proveedores de comida preparada tradicionales.

En particular, los modelos de negocio más revolucionarios son los relacionados con los servicios de entrega a domicilio. Empresas como DoorDash, UberEats, Grub, Rappi, Deliveroo, Loggi y muchas más, han transformado la forma en que se realiza y se comercializa la comida y su entrega a domicilio.

Esto se ha evidenciado claramente con las millonarias sumas que todas estas compañías han recaudado de fondos de capital de riesgo en los últimos años, así como las valuaciones que han obtenido, llevándolas a pertenecer al selecto club de los unicornios.

La siguiente evolución del negocio de la comida a domicilio, los llamados “dark kitchens”, está precisamente inspirada en el concepto de ODMs de la industria electrónica. El nuevo modelo de negocio que pretende revolucionar la restauración a nivel mundial, aprovechando la preferencia de los “Millennials” por la comida lista y su aversión a la cocina, es la “verticalización” de la cadena de valor.

Las “dark kitchens” son fábricas sin marca, cocinas en las que los clientes no se sientan porque no son restaurantes, que se encargan de preparar o fabricar ordenes que vienen de aplicaciones móviles utilizando recetas y manteniendo niveles de calidad y consistencia al mejor estilo de franquicias como McDonalds o Burger King.

Estas empresas hacen uso intensivo de algoritmos, incluso de inteligencia artificial y de análisis de “Big data” para la toma de decisiones relativas a la producción, consumo, servicio, oferta de producto y localización de su infraestructura.

Suena atrevido pensar que en unos pocos años la idea de cocinar en casa pueda llegar a desaparecer, aunque basta con detenernos a pensar que hace un siglo, la gente confeccionaba su ropa en casa y no existía la industria textil como la conocemos ahora.

No es descabellado pensar que el mundo de la alimentación sufra una revolución similar y que estemos ad portas de la industrialización de la producción y el envío de comida.

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