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Analistas 03/02/2024

Redes sociales: tóxico ambiental

Javier Villamizar
Managing Director

La era digital ha transformado radicalmente el tejido social, especialmente entre los más jóvenes. En este momento histórico en que nos encontramos, el impacto de las redes sociales en los jóvenes es un tema de creciente preocupación. Según un estudio reciente del Pew Research Center, es evidente que plataformas como YouTube, TikTok, Snapchat e Instagram se han convertido en elementos omnipresentes en la vida de los adolescentes y las consecuencias de su uso cotidiano todavía no se entienden. Cerca de uno de cada cinco adolescentes afirma estar en YouTube o TikTok “casi constantemente”, según el informe. Este hallazgo es significativo, ya que retrata una generación cuya vida está dominada por las redes sociales, en medio de un debate sobre los posibles daños a la salud mental. La encuesta realizada a 1.453 jóvenes de 13 a 17 años muestra un uso de internet similar al del año pasado, pero mucho mayor al de 2014-2015. Casi la mitad de los adolescentes usan internet “casi constantemente”, el doble que en 2014-2015.

Estas cifras plantean interrogantes significativos sobre la responsabilidad de las empresas que manejan estas plataformas, evocando paralelismos con los desafíos legales enfrentados por la industria tabacalera en décadas pasadas. Al igual que con el tabaco, donde la exposición prolongada a menores condujo a litigios y regulaciones estrictas, las redes sociales presentan riesgos potenciales no completamente entendidos. Su influencia en el desarrollo emocional, social y cognitivo de los jóvenes es profunda. Asuntos como la ansiedad, depresión y baja autoestima se han vinculado al uso intensivo de estas plataformas, lo que sugiere la necesidad de una mirada crítica y posiblemente una acción legal. En este aspecto, se destaca la reciente declaración por parte del alcalde de Nueva York, Eric Adams, quien cataloga a las redes sociales como un “tóxico ambiental” para los jóvenes. Adams compara el impacto negativo de las redes sociales en los adolescentes con los efectos de otros contaminantes ambientales, resaltando la necesidad de proteger a los jóvenes de su influencia dañina. Esta postura refuerza el argumento contra las redes sociales, subrayando la urgencia de abordar sus efectos adversos en la salud mental y el bienestar de los más jóvenes.

La responsabilidad legal y corporativa de los operadores detrás de las redes sociales es un terreno aún por explorar. Las leyes actuales no parecen estar equipadas para manejar los desafíos únicos presentados por estas plataformas digitales. Un enfoque legal renovado, inspirado en cómo se manejaron los casos contra las tabacaleras, podría ser necesario. Esto incluiría no solo regulaciones más estrictas, sino también una responsabilidad directa de estas compañías por los efectos negativos de sus productos. Mirando globalmente, diferentes países ya están tomando medidas para regular las redes sociales, especialmente para proteger a los jóvenes. Estos esfuerzos varían en alcance y efectividad, pero indican un creciente reconocimiento del problema y la voluntad de enfrentarlo.

No cabe duda de que la necesidad de un debate amplio y una acción concreta es imperativa. Al igual que con el tabaco, no se trata solo de regular el consumo, sino de responsabilizar a quienes se benefician de él. Es hora de que legisladores, educadores, padres y la sociedad en general, colaboren en la creación de un entorno digital más seguro para los jóvenes, reconociendo la responsabilidad de las plataformas de redes sociales en este escenario.

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