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Una de las más importantes tecnologías para desarrollar la transformación digital en la industria es la impresión 3D, nombre popular dado a la Manufactura Aditiva (MA).
Con esta tecnología, a partir de diseños digitalizados, se fabrican productos mediante la impresión de capas sucesivas de materiales, tales como: plásticos, metálicos, cerámicos, alimentos, e incluso, tejidos humanos. Tiene gran potencial en la manufactura de prototipos y de pequeños lotes de producción, especialmente en la fabricación de productos únicos y personalizados, a costos asequibles.
A nivel mundial, aún es una tecnología con un lento nivel de adopción, cuyo uso alcanzará un valor estimado de US$15 billones en 2020, y se estima una tasa de crecimiento anual compuesto de 24 % para los próximos años. De acuerdo con el Observatorio de Economía Digital de Colombia, en 2018 4,8 % de las empresas grandes del país habían adoptado esta tecnología, valor bastante bajo si se compara con una medición realizada por EY en 2019, que reportó una adopción de 65 % en 13 países de Europa, Asia y Norteamérica.
Acelerar la adopción de la MA es un imperativo fundamental para la competitividad futura de la industria y la sostenibilidad ambiental, pues trae grandes beneficios como: (i) viabilizar la producción en serie de productos de baja demanda; (ii) reducir los requerimientos en inventarios al permitir la fabricación bajo pedido, tanto para componentes de alto costo y baja demanda, como para ciertos productos que requieren alto nivel de personalización, tales como implantes médicos; (iii) aumentar la vida útil de muchos productos que hoy en día pierden su funcionalidad por falta de disponibilidad de repuestos que con los costos asociados a la cadena de suministro de hoy no son económicamente viables; (iv) reducir el impacto ambiental al producir cerca al lugar de consumo; (v) permitir la desintermediación de la cadena de valor al universalizar el acceso a los medios de producción; (vi) habilitar un alcance global para la comercialización al facilitar la producción cerca al lugar de consumo; y (vii) hacer económicamente viable la producción de productos personalizados y únicos.
Estos tres últimos factores son especialmente significativos para potenciar las industrias creativas, específicamente industrias del diseño de objetos exclusivos a baja escala de producción, tales como joyería, decoración y artefactos domésticos entre otros.
Al mirar en prospectiva, igual a como sucedió en los años ochenta y noventa con la computadora personal, en algún tiempo la MA no solo será utilizada por la industria, sino que será adoptada por los consumidores, y cada hogar tendrá una impresora 3D (o al menos existirá un centro de manufactura digital en cada vecindario y en cada nodo industrial); trayendo como consecuencia que para muchos productos cambiará el modelo de negocio de la venta de productos físicos a la venta de derechos de reproducción, tal como ha sucedido en otras industrias como la música y los libros.
Una de las mayores barreras de acceso para adoptar la MA tiene que ver con el alto costo de los insumos y el bajo desarrollo de centros de manufactura digital, pero igual que con otras tecnologías, estas barreras desaparecerán paulatinamente, por lo cual es el momento de visualizar el futuro y preguntarnos:
-¿Cómo cambiará la estructura de costos de mi industria con la adopción de la MA?
-¿Cuáles productos migrarán a un modelo de venta de derechos de reproducción?
-¿Qué tan atractivo es el mercado que se abre para la fabricación de productos personalizados y de producción bajo demanda?
-¿Cómo cambiará el mapa global de localización de las fábricas?
Responder estas preguntas permitirá desarrollar una hoja de ruta que facilite las decisiones de inversión y de innovación para asegurar una adecuada mezcla entre la manufactura tradicional y la MA.
La única igualdad que importa es la igualdad de permiso: que nadie necesite autorización para actuar dentro de los límites del respeto mutuo, que cada individuo pueda decidir libremente cómo vivir, qué producir, qué intercambiar
Construir vínculos sólidos exige visión, intención y método. Se parte de una convicción: no se lidera desde la distancia ni desde el control, sino desde la empatía, la escucha activa y la coherencia