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Analistas 16/12/2013

PIC por hectárea

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo
La República Más
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Excelente la propuesta del señor Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, en el Congreso de la República para rediseñar el subsidio cafetero, convirtiéndolo en un incentivo al productor para invertir en su cultivo, en fertilización y mantenimiento, que garantizan un incremento en la productividad y el aumento en el ingreso del caficultor.

Esta nueva forma de ayuda es más equitativa, por cuanto sin discriminar al productor por tamaño, va a llegar al mismo monto del auxilio pero para todos los cultivadores, ayudando a los más pobres, principio que no puede desaparecer cuando se trata de recursos del Estado.

El balance en la distribución del PIC en el presente año deja muchas dudas, algunos piensan que se benefició mucho café importado y de contrabando, otros que se concentró en los más grandes productores -1% de lo productores ha recibido 20% de los recursos- y por lo tanto concentró el ingreso. El acceso ha sido difícil y la solución para dar gusto a los detractores, que reclamaban entrega inmediata, restringió el comercio a muy pocos compradores, generando menos opciones de venta al cafetero y menor precio.

Nada más oportuno que, corregir el programa manteniendo el mismo monto de ayuda del Estado pero distribuyéndola en una forma que se logre aumentar la productividad por hectárea, única solución demostrada en la actividad económica para sobrevivir, bajar el costo por carga, competir internacionalmente y mejorar el ingreso del pequeño campesino.

El gremio debe hacer un llamado a los grandes cafeteros, que son los más productivos y por lo tanto los que hoy se benefician en mayor medida del subsidio, para que acepten que solo será viable la actividad ante la sociedad colombiana nivelando por lo alto la productividad de todos los cafeteros. No es aceptable que los subsidios continúen concentrados, mientras los pequeños caficultores se empobrecen, ya le toco el turno a la equidad.

Como productor de café de gran formato que fui, no soy enemigo de ese segmento como muchos afirman. Por el contrario, mi experiencia me dice que las decisiones de un empresario deben ser racionales y que no existe porvenir cuando el país progresa y ese progreso va en contravía del modelo de negocio, que dio frutos por siglos, pero que basado la mano de obra de los más pobres, en la medida que la sociedad se educa y progresa, se convierte en una opción únicamente para los pequeños y en un desastre económico para los grandes.

La formalización laboral y tributaria que la ley exige no la resiste este negocio. Como tampoco lo hacen viable la intensidad de mano de obra que requiere el control de la broca, ni el aumento del salario mínimo medido en dólares, a lo que va ligado el precio de venta del café. El precio del mercado mundial por encima de US$ 2 la libra, que se considera el equilibrio viable, solo se dio de manera extraordinaria durante 34 meses, en los últimos 15 años. Por lo tanto, las variables del negocio no permiten que un empresario permanezca.

Los líderes del café deben pensar que representan a los 563.000 productores y sus familias y no únicamente a los 5.500 que han recibido el mayor beneficio. Durante 14 meses se premió la productividad. Llegó la hora de la equidad.

Permitamos a los pequeños productores continuar encontrando en el café un modo de vida digno y que con mayor ayuda puedan aumentar la productividad y nivelarse por lo alto. Si cada año se siembran nuevas áreas y se incrementa el número de pequeños cafeteros, es porque para ellos esta actividad si es viable y contradice buena parte de lo que se afirma por los apocalípticos del café.

Dictum: Pedro Echavarría, columnista de este diario es uno de los más grandes cafeteros de Colombia y propone que, los pequeños productores conviertan sus fincas en granjas diversificadas, y se opone a aumentar la productividad. Todo en contra de los pequeños, cuando sus propias fincas de café lo definen entre los más grandes beneficiarios del PIC. Un país de pequeños propietarios que trabajan la tierra es lo que asegura paz y democracia, esa es la esencia del modelo cafetero.

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