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Llegó la hora de la destorcida cafetera -que no es culpa del gerente, como tampoco lo fue la bonanza- pero sí será su responsabilidad afrontar la crisis y hacer hasta lo imposible por sobrellevar los momentos difíciles. Es ahí cuando se mide el talante de un gerente de la Federación Nacional de Cafeteros.
Al final de 2025, ni la producción nacional se acercará a los 15 millones de sacos, ni la cosecha valdrá más de $21 billones, como lo anuncia Germán Bahamón. Desafortunadamente, la reducción del precio internacional del café en más de 30% y de la producción cerca de 25%, llevará a los cafeteros a recibir la mitad de los ingresos con relación a 2024.
Si bien el precio actual no es de crisis, sí pondrá a los cultivadores a un estado de caos e insatisfacción que siempre se descarga, en primer lugar, sobre la institución a quien reclamarán airadamente. Al gerente no le ha tocado afrontar estas situaciones, pero tiene que leer la historia para irse preparando para ataques protuberantes, aun de dentro de la institución. Es una constante que los líderes cafeteros no se desgastarán en la defensa de la gestión del gerente ni de lo que denominan “la oficina central” en Bogotá.
Es posible que los cafeteros le reclamen con firmeza al gerente por los más de $500.000 millones que se gastó en el Plan de Acción Solidario, que por su inexperiencia, no liquidó en 2023, cuando la carga bajó hasta $1.285.000. En su lugar, terminó haciéndolo cuando el precio llegó a su pico más alto -febrero de 2025- generando la mayor pérdida posible. Cabe agregar que, para ese entonces, todos los analistas preveían el descenso de precios por el esperado aumento en la producción.
Pronto saldrán a flote problemas estructurales como el de contrabando de café y las importaciones legales que la industria no adquiere. Es un asunto que todos los cafeteros y comerciantes conocen, pero la Fedecafé parece no advertir.
En la crisis de 2001, Juan Manuel Santos, como ministro de Hacienda, creó el AGC, Apoyo Gubernamental a la Caficultura. Asimismo, en 2013, bajo la presidencia del mismo Santos, se creó el PIC, Protección del Ingreso Cafetero, un subsidio al precio proveniente del Presupuesto General de la Nación. Pero hoy “no hay santos” que apoye a los cafeteros.
Por el contrario, una Federación que siempre ha sido gobiernista -o al menos nunca ha intervenido en política, inclusive ni con los gremios en políticas públicas- ahora asume posiciones que podrían implicar el incumplimiento del régimen disciplinario al que está obligado el gerente por la cláusula del contrato de administración del Fondo Nacional del Café, que lo prohíbe.
Al gerente le llegó la hora de explicar varias cosas. En primer lugar, porqué le entregaron la marca Juan Valdez® a Green Coffee Company, para el mercado de los EE.UU., una empresa sin ninguna trayectoria. En general, los juguetes a los que se ha dedicado el gerente como centrales de beneficio y centros de tostión para pequeños lotes, todos serán asuntos que reclamará la comunidad cafetera, en medio de su angustia económica y de ánimo.
Pero lo más grave, no tendremos Gobierno para defendernos, pero sí políticos en elecciones tratando de pescar en río revuelto, lo que exige un liderazgo muy fuerte ante todos los poderes públicos.
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