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Analistas 07/02/2023

Café, el producto insignia nacional

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo

Cursa en el Congreso de la República un proyecto de ley con muchas posibilidades de ser aprobado, encabezado así: “Por medio del cual se establece el café como Producto Insignia Nacional y se dictan otras disposiciones”; no puedo negar que es loable y bonito, pero absolutamente inane e inútil, razón por la cual tiene muchas probabilidades de ser aprobado, sin ningún inconveniente.

Realmente no se necesita una ley para que los colombianos asuman que el café es su producto insignia. Es inexplicable requerirla para que “…cultivo, recolección, procesamiento, transformación y consumo gozarán de especial protección” cuando se han desarrollado con relativo éxito y normas claras por más de 200 años. Además, promover sus valores gastronómicos es algo que día a día los agentes económicos han venido desarrollando; solo se requiere observar los miles tiendas que hoy nos invitan a disfrutar un buen café.

Extrañamente obliga la ley a los ministerios de Agricultura, Comercio e Industria, y del Deporte, a encargarse de la promoción del café, actividad que corresponde a la Federación de Cafeteros. Lo que parece un bondadoso proyecto está lleno de veneno, con medidas que perjudican a los caficultores y a la cadena industrial y comercial del café.

En primer lugar, obliga a las entidades públicas a comprar café colombiano, que tiene un costo mayor y termina con sus presupuestos. Los cultivadores deben percibir el mayor valor por su producto y no podríamos obligarlos a vender barato el café en Colombia; al mismo tiempo la industria -para poder satisfacer a todos nuestros consumidores- debe mezclar precio y calidades y obtener el perfil de taza que prefieren los colombianos, y para lograrlo requieren también el producto importado, que se asimila al inferior nacional.

Según la ley, si se aprueba, el café procesado que se venda en Colombia y que contenga importado, solo puede ingresar al país como café tostado o semi tostado, por lo tanto se prohíbe la importación de café verde. Resulta que la norma internacional del comercio de café es en verde. En consecuencia, amenazaría la permanencia de la industria nacional y perjudicaría en primer lugar a la fabrica Buencafé, de propiedad del Fondo Nacional del Café.

La ley violaría las normas de la organización internacional del comercio, -y todos los tratados firmados- provocando que estos países puedan adoptar medidas contra nuestras exportaciones.

En consecuencia, si se pretende evitar que importen café a Colombia,

-legalmente o de contrabando para “bautizar como colombiano”- la solución es negociar una norma que solo permita a la industria importar café verde; pero alternativamente ejercer inspección en puerto de salida con la más alta tecnología, pudiendo demostrar el fraude a la exportación.

Finalmente propone la ley estrictas normas de origen para aplicar, inclusive en el mercado interno y llegar con productos a departamentos certificados. Casi imposible de cumplir por los pequeños agricultores que inician la transformación de su café.

Ratifica la facultad a la Federación de Cafeteros, para autorizar sellos, perseguir y sancionar el uso de marcas de origen, continuaría siendo juez y parte, por ser un competidor en café tostado y soluble, en el mercado colombiano.

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