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Analistas 07/03/2024

Consumo cuidado

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Hace unos días vienen revelándose cifras de la economía colombiana y los efectos que ha traído a un indicador que dice mucho sobre los resultados económicos. Si bien uno no puede ser tan facilista de endilgar la responsabilidad a un gobierno que va en la mitad de su periodo, pues muchos de los efectos económicos que hoy estamos viviendo, también obedecen a decisiones del gobierno anterior.

Para nadie es un secreto que el periodo presidencial pasado no se destacó por su audacia y dinamismo de la economía, claro, en contexto de la pandemia y otros aspectos impactaron el desarrollo normal de ese mandatario, pero, aunque no se quiera ver, muchos efectos que hoy vivimos también son atribuibles a este.

Lo cierto es que la economía del país según las cifras reveladas para el cierre de 2023 creció tan solo 0,6% muy por debajo de lo que la media de la región creció.

Y eso que para algunos puede ser un dato aislado, sumado al decrecimiento de los créditos de consumo, a la clara desaceleración del consumo personal y a la incertidumbre que se ha generado para algunos inversionistas, indica que es momento de replantear la estrategia de la política macroeconómica del país.

Y es que de nada sirve que se tengan buenas intenciones para generar cambios en lo que creo que 100% de los colombianos tenemos consenso: el acceso a servicios básicos como la salud, la educación y servicios públicos es prioritario para que exista mayor equidad entre los ciudadanos. No cabe duda de que ese es uno de los objetivos claves en un estado social de derecho, lo que sucede es que el sistema en el que vivimos implica que cada derecho tiene un costo económico.

Y esto último me lleva a una conclusión que se cae de lo evidente: un estado sin inversión privada está condenado a caer en modelos como el de Argentina en donde la hiperinflación se volvió parte de la vida de esos ciudadanos, aunque duele, sino tomamos las medidas correctas, en el momento indicado, quienes sufriremos los efectos seremos todos los colombianos.

Por ahora siento que seguimos como históricamente lo hemos hecho: respondiendo muy bien las preguntas equivocadas. El tiempo pasa muy rápido y la redirección de la economía toma tiempo en mostrar los efectos, por lo que mi sugerencia tanto al ministro de hacienda como al presidente es aceptar que por ahora las decisiones que han tomado no han mostrado los efectos que probablemente se esperaban, que es el momento de hacer un plan de acción para cambiar el rumbo de la economía y garantizar la seguridad necesaria para que la inversión que llegue al país.

Los países que han tenido mayor desarrollo nos han demostrado que trabajar de la mano con el sector privado da mejores resultados que verlos como los verdugos de todos los males del país. Es posible que, como todo en la vida, no todos sean éticamente responsables, pero como decía mi madre: no pueden pagar justos por pecadores. Lo que no es correcto es etiquetar a todos con el mismo rótulo pues si solo se concentra el avance o los resultados en el gasto público, va a ser muy difícil revertir la tendencia que está mostrando el país en materia económica. Amanecerá y veremos qué pasa, porque como siempre esta columna no ha tenido bandera política, pues si a este gobierno le va bien, a todos también.

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