La crisis en la Universidad Nacional de Colombia

La mejor universidad del país pasa por una crisis sin precedentes en lo relacionado con sus tres fines misionales como lo son la docencia, la investigación y la extensión. Hemos visto cómo durante la semana ha sido noticia, que en los últimos cinco años los estudiantes que se inscriben para presentar el examen de admisión han disminuido en aproximadamente un 47%, una cifra que más allá de ser preocupante nos deja muchas enseñanzas.

En la actualidad pagar $142.000 por los derechos de inscripción puede ser costoso o puede ser una cifra módica ¿Es posible que dadas las condiciones de disminución en la demanda por presentar el proceso de admisión a la Nacional, se tome la decisión de que el Estado asuma el costo de logística de la misma, y la inscripción sea gratuita, con un tope de cien mil inscritos? En la ciudad de Medellín, el ITM, lo ha hecho y aunque se vea como una estrategia de mercado y de mercadeo en la educación superior pública, ha funcionado. La decisión del ser económico racional que se enfrenta a dos opciones, en una debe pagar por presentar un examen, mientras que en la otra la inscripción es gratis, para adquirir un bien que en términos generales es relativamente el mismo ser profesional universitario, no admite mayor análisis. Y solamente estamos hablando hasta acá de pregrado, en posgrado la disminución de los aspirantes va en picada.

En la docencia, somos ciegos, sordos y mudos, frente a la lectura del entorno del país y el mundo. Nos quedamos viviendo del pasado. Hoy por hoy, en la Nacional no existe un programa curricular que se pueda ofrecer en modalidad híbrida, ya que, nuestra universidad es una universidad definida en modalidad presencial. Universidades o IES como Uniminuto y Unad, para 2023, tenían matriculados entre ellas dos, casi cinco veces los estudiantes matriculados de la Nacional. Mientras tanto nosotros seguimos discutiendo las ventajas o desventajas de la formación híbrida, la disminución de aspirantes y el cierre de algunos programas curriculares en posgrado por falta de estudiantes.

En materia de extensión y con la administración actual de la universidad que piensa, como piensan la mayoría de los alfiles del Gobierno Nacional, que la universidad no debe ser una universidad para la empresa, que la extensión universitaria debe ser marginalizada, ya que, unos pocos profesores se están enriqueciendo a costas de la universidad…falso de toda falsedad. La extensión universitaria es clave para que las universidades públicas, puedan en medio la crisis por falta de financiamiento que hemos tenido gracias a la Ley 30, disminuir en un porcentaje importante la falta de recursos financieros frescos, que sirven para apoyar los diferentes niveles de relacionamiento con el medio externo (entidades públicas y privadas).

En investigación, hemos sido testigos de la disminución presupuestal que en este gobierno ha tenido en Minciencias, lo que conlleva a que los recursos para las diferentes convocatorias sean exiguos y nos toque a cada uno de los grupos de investigación esperar por el milagro de encontrar una convocatoria en el exterior que permita mantener a los estudiantes de pregrado y posgrado con el aliento de investigar en temas de punta en cada una de las ramas del conocimiento.

En la Nacional no nos hemos dado cuenta que los tiempos están cambiando, que las enseñanzas que nos ha dejado la pospademia, nos deben llevan a repensarnos, a dejar el romanticismo de la universidad de los años 70 y 80, a presentarnos como una universidad que se adapta a los cambios que nos demandan, no solo los aspirantes nacionales, sino también las universidades en otras partes del mundo. O nos adaptamos o nos cambian, así de simple.