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Analistas 28/06/2019

Bipolar, triangular o cuadrifronte

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

La defensa de la soberanía acompasó la revolución tecnológica que impulsó cada factor productivo. Reeditada la conquista portuaria, las disputas por el espectro y el ciberespacio, trasladaron el tablero Geopolítico del Ajedrez hacia el Go(ogle).

Preocupa que los medios ignoraran varios debates convergentes, por estar concentrados en la captura de la VP de Huawei en Canadá, el muro arancelario del Presidente que No-ruega (ruda coincidencia con aquel país acompañante o garante en la solución de conflictos), y el bloqueo de Google a la segunda marca de teléfonos más vendida del mundo.

Súper G, villano de las libertades ciudadanas, salió al rescate estadounidense tras la declaratoria de emergencia nacional, motivada por las vulnerabilidades de espionaje o sabotaje a las que quedó expuesto ese Gobierno, tras la deslocalización de la producción tecnológica, y el tardío reconocimiento de su apropiación por parte de China e India.

Daño colateral de la Globalización, además de la conveniente intrusión de hackers rusos, aquel país pasa de agache y amerita seguimiento; de hecho, la Comisión Federal de Comunicaciones y Google están comandadas por Ajit Pai -agresor del principio de neutralidad de la red- y Sundar Pichai -el Gran Hermano-, quienes comparten esa nacionalidad que podría ser la ganadora del Brexit, mientras la UE trata de descifrar quién debe ser su aliado estratégico en el universo 5G.

A lo antedicho se aúnan la pelea entre hermanitos Gringos, Apple y Qualcomm, por la propiedad intelectual, y la aprobación de la Directiva de Derechos de Autor por parte del Parlamento Europeo, criticada por el creador del protocolo “http”, Tim Berners, quien declaró que parecía diseñada “para la era de la imprenta”.

Por supuesto, el oligopolio Gafa (Apple-Facebook-Amazon) intentó “salvar internet”. Sin embargo, Berners procura salvarnos de ella, desarrollando una versión descentralizada (Solid) que, pese a sus beneficios, no funcionaría como habitación de pánico para defendernos de la inseguridad digital, ni como búnker para protegernos ante una eventual ciberguerra.

Pasado el XXX aniversario de la Web, aquella utopía se contagió de realidad (o nuestra distopía se virtualizó), incorporando arquitecturas enigmáticas, configuraciones bifrontes y problemas de compatibilidad, tal como sucedió con los satélites ‘liberados’ por el Pentágono y financiados por Wall Street. Recuerde que el GPS tiene antípodas en el Galileo europeo, Glonass ruso y Beidou chino (similar al contraste Gafa y BAT, Baidu-Alibaba-Tencent).

El mundo bipolar osciló hacia la versión híbrida del antagonista soviético: el capitalismo de estado; y ahora que Rusia se alió a China, triangulando el cinturón y ordenando una Internet Soberana -como el Gran cortafuegos-, Vietnam podría volver a hacer de Florero de Llorente, como en la Guerra indochina.

Por cierto, rematando la Guerra Fría, Deep-Blue (IBM) fue la primera súper-computadora que venció a un vigente campeón de ajedrez, y recientemente Deep-Mind (Google) derrotó al campeón de Go (Mastering the game. Nature, 2016).

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