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Analistas 23/03/2024

Tecnología como hegemón

Germán Bolívar-Blanco
Analista y consultor

Sostuve en mí anterior artículo que el mundo ya no está dominado por la otrora superpotencia americana, sino por las empresas que gobiernan y controlan las fronteras del saber y poder hacer, en especial de sectores tecnológicos, donde debiesen primar las mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza, que infortunadamente no se dan dado el enorme poder de mercado que ejercen al monopolizar los sectores donde operan, con ganancias exorbitantes donde el ganador se lo lleva todo en detrimento de las democracias y sociedades.

Ésta que no es mi tesis personal, sino que corresponde a Mordecai Kurz, profesor emérito de la Universidad de Stanford, autor del libro “The Market Power of Technology: Understanding the Second Gilded Age” (2023), donde demuestra que el poder del mercado tecnológico aumenta continuamente con marginales innovaciones a niveles extremadamente altos, lo que incrementa la desigualdad de los ingresos y es una amenaza creciente a los cimientos de las democracias.

Destaca que las políticas públicas son la única fuerza de contrapeso que puede restringir el poder corporativo y habilitar distribuciones más igualitarias de la riqueza, haciendo que las democracias sean más compatibles con el capitalismo, para lo cual ofrece propuestas que corrijan desigualdades por ejemplo al restringir fusiones y adquisiciones, reformar la normativa de las patentes, mejorar el equilibrio de poder con el mercado laboral y aumentar impuestos que promuevan la movilidad ascendente para estabilizar la clase media.

Menciona que la principal conclusión del libro es que las democracias no podrán sobrevivir si permiten que la tecnología provoque una alta concentración del poder económico en manos de pocos que obtienen ganancias masivas y cuya propiedad está tan altamente concentrada que, con el tiempo, aumenta la desigualdad de las personas a niveles inaceptables. Así las sociedades necesitan una política gubernamental fuerte que mantenga suficientes recompensas al fomentar las innovaciones, pero que limite las ganancias a niveles compatibles con el grado de poder de mercado establecido por la normativa de patentes, sin permitir que se expandan más allá de ese nivel.

Lo anterior que parece lejano a la situación de países como el nuestro y en general de América Latina, la realidad es que los sistemas sociales y económicos están todos interconectados en los diferentes ámbitos de expresión desde lo local a lo territorial, lo nacional y lo global, pero además que están en continua evolución como igualmente sucede con la naturaleza y el medio ambiente, siendo sistemas que en su despliegue son auto referenciados o autopoiéticos en el decir de Niklas Luhmann, es decir para evolucionar y reformarse requieren de elementos autóctonos de análisis y valoración de alternativas en la toma de decisiones que los llevan a su propia proyección o destrucción.

Por eso se hace tan necesario el fortalecimiento de la multilateralidad, sobre todo para países en desarrollo como el nuestro, que amplíen los marcos de referencia y acción conjunta y coordinada en asuntos cruciales que definan los mejores destinos posibles en todos los planos sociales y económicos.

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