Pobre UniAndes

Definitivamente el país está patas arriba, deplorable situación exacerbada y oxigenada por instituciones y voces que en otras ocasiones eran bastión del desarrollo, la esperanza y el orgullo nacional; ahora convertidas en fuentes de insidia y zozobra, en clara contravía con sus misiones, al estar obsesionadas con protagonismos oportunistas y politiqueros que desdibujan y confunden a la sociedad en general, pero más grave, fomentan y permean la cultura de la protesta y el caos entre jóvenes vulnerables, la cual tiene a la mayoría de los colombianos exhaustos, pero tristemente ya hizo mella y caló entre ellos.

Es así como se están dando a conocer las verdaderas intenciones y halo ventajista y desfachatado del rector de la Universidad de los Andes, quien parapetado en la supuesta condición del académico que representa, anda dando entrevistas y declaraciones politiqueras que rayan en lo obtuso al culpar solo al Gobierno Nacional de los excesos en el uso de la fuerza, junto a tratar de imponer las demandas y exigencias que supuestamente originaron la crisis para incluirlas en las reformas requeridas como aportes de la academia, una clara desviación del reconocimiento de cómo debe funcionar el Estado y ejercerse los deberes y derechos ciudadanos, el primero de ambos, votar bien.

Pero más grave es la inclinación de este personaje, al que le tenía algún respeto, quien en su estilo de comunicación demuestra cada vez más su condición soberbia y al mismo tiempo cobarde, resultante del contraste entre el uso demagógico y retórico con que el que suele adornar sus intervenciones y vestido de ropaje de fuerte gladiador para las batallas de la dialéctica académica, que emprende guerras feroces contra el gobierno actual y los críticos de su antiguo jefe en Palacio, pero se esconde con sevicia tras los bastidores de las aulas respecto de sus reales intenciones, para después volver a lanzar bocanadas de improperios y declaraciones chocantes y desconcertantes.

Debe de estar muy preocupado el Consejo Superior de la principal universidad privada del país por el peligro inminente que implica el deterioro en su imagen y prestigio, ocasionado por conductas como las de su rector, que ahora emula en beligerancia y espíritu contestatario proanárquico al característico de los planteles públicos. Condición que pudo haberse instaurado en su ADN y ser muy difícil expiarla, por lo cual el gobierno universitario compuesto por directivas, profesores, estudiantes y egresados, debería solicitarle al rector que dé un paso al costado y se aleje de la universidad, para dedicarse de lleno a la política, el único móvil que sin duda le interesa a ese pseudo académico.

“Zapatero a tus zapatos” reza el viejo refrán. Así las cosas, la principal labor de las organizaciones de bien es cumplir con sus misiones y objetivos, la razón ética del deber ser de Kant, que debe primar sobre el relativismo moral de deidades oportunistas, a las que solo les interesa alimentar su desmedido ego y fungir como sabios que monopolizan la verdad, siendo claro al respecto, el rol del rector de la pobre UniAndes.