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Analistas 02/02/2022

Lo que están diciendo los mercados

Eduardo Lora
Economista

El 31 de enero, el rendimiento de los títulos de deuda en dólares del gobierno colombiano que vencen dentro de cuatro años alcanzó un máximo de 8,35%. Hace apenas un año, el rendimiento era 3,12%. Desde entonces, ha subido en forma continua, lo que permite descartar la tesis de que el nivel actual es el resultado de algún asunto coyuntural y pasajero.

La sostenida tendencia de aumento implica un alarmante deterioro en el riesgo que perciben los inversionistas sobre la situación fiscal. Las predicciones que hace WorldGovernmentBonds.com son muy preocupantes: están previendo que el rendimiento suba a 12,9% a fines de este año y a 13,8% en marzo de 2023. Rendimientos de este orden no auguran nada bueno porque, como superan por mucho la tasa de crecimiento de la economía en el mediano plazo, implican que la situación fiscal puede quedar atrapada en una senda insostenible.

Con excepción de Argentina y Turquía, Colombia es la economía emergente que ha registrado los mayores aumentos en las tasas de interés de los bonos de deuda pública en dólares. Si se toman los títulos con vencimiento a 10 años, los emitidos por el gobierno colombiano están pagando 391 puntos básicos más que hace un año.

Es importante mencionar que el mercado juzga de forma mucho más benigna las condiciones de liquidez y de acceso a recursos en el corto plazo: el rendimiento de los títulos a un año de vencimiento es un moderado 4%. Por consiguiente, el país dispone en principio de tiempo suficiente para corregir sus tendencias fiscales; el único problema es que los inversionistas internacionales no creen que el sistema político sea capaz de producir oportunamente los cambios necesarios.

De cerrarse las fuentes externas de financiamiento del déficit fiscal, el país se vería abocado a reducir su déficit de cuenta corriente con el resto del mundo, que según The Economist será 4,9% del PIB en 2022. Eso exigiría que haya una fuerte devaluación del peso, de forma que se reduzcan las importaciones netas de bienes y servicios. Fue lo que ocurrió en el primer año de Santos II: para que el déficit de cuenta corriente se redujera 77%, tuvo que producirse una devaluación de 56%.

Por consiguiente, sería aconsejable reducir cuanto antes el déficit externo. Mucha gente cree que eso se lograría exportando más o limitando de alguna forma las importaciones. Pero eso, no recortaría la entrada de capitales que tenemos ahora, que en buena medida es un resultado del enorme déficit fiscal. Si las entradas de capitales no cambian, el intento de elevar las exportaciones netas de bienes y servicios lleva a que baje la tasa de cambio (es lo tiende a ocurrir cuando sube el precio del petróleo).

Lo que sí reduciría rápidamente el déficit externo sería que salga elegido Gustavo Petro, ya que habría fuga de capitales y una fuerte devaluación. Pero no es el mejor método de corregir el desequilibrio externo; para eso, lo más adecuado es reducir el déficit fiscal. Como el gobierno de Duque no lo hizo a tiempo, estamos en una situación bastante riesgosa. Lo están diciendo los mercados.

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