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Analistas 29/09/2018

Indecisión gubernamental genera incertidumbre

Edgar Papamija
Analista

Paradójicamente la incertidumbre que debería generar la economía, aparece por la indecisión y por la falta de coherencia del Gobierno Nacional en el manejo fiscal, a la hora de formular propuestas para la elaboración de un modelo tributario que recupere la progresividad y la eficiencia así como las reformas que contribuyan a generar la anhelada equidad, que en nuestro sentir, no figura en su agenda.

El ministro de Hacienda no la tiene fácil en el Congreso, no solo por los efectos del debate, donde dejó trazas de insatisfacción, sino por insistir en temas que en el pasado ya le causaron serios problemas que prácticamente ocasionaron su retiro del Ministerio de Hacienda en la era Uribe.

Gravar la canasta básica, bajarle los impuestos a las grandes corporaciones, mantener la idea de que la clase media está sobrada de ingresos y que el salario mínimo es muy alto, no consulta la realidad nacional y genera un clima de prevenciones innecesario y provocador, pues todo indica que se está buscando el ahogado aguas arriba.

El presidente Duque respalda al ministro pero discrepa en público de sus propuestas. La canasta familiar, afirma, no será gravada y pone una pica en Flandes diciendo que los 10.000 ciudadanos que ganan más de cincuenta millones mensuales, debían pagar un “poquito” más de impuesto sobre la renta pues aquí pagan alrededor de 5% cuando en países de la Ocde pagan diez veces más.

Las personas naturales de altos ingresos no pagan impuestos y sus empresas aparecen sobrecargadas, sin que se diga la verdad sobre las exenciones y las exoneraciones que tienen y que inciden para que el índice de Gini esté entre los más altos del mundo antes y después de impuestos.

El Gobierno anuncia la revisión del gasto, la inversión y la deuda para buscar los recursos que requiere la financiación del presupuesto nacional, pero sigue aplazando temas sensibles como el de las pensiones.

El FMI, la Comisión del Gasto, algunos políticos y buen número de analistas reclaman la revisión del sistema, pues con razón, hay el temor de que todos los esfuerzos que se hagan sean írritos frente al hueco fiscal que genera.

Según los analistas César Giraldo y Cecilia López, al gasto fiscal anual cercano a los $40 billones hay que sumar el valor de los bonos pensionales que se adeudan a los FPP que asciende a $20 billones, los $76 billones de los TES suscritos por los fondos y la garantía de la pensión mínima cuando el respectivo fondo se agote. Es inaplazable tomar decisiones de fondo para encarar las necesidades fiscales, y el Gobierno no está enviando señales de confianza.

La paradoja es evidente cuando frente a la incertidumbre gubernamental, el comportamiento de la economía es positivo por la confianza del consumidor, el avance de la industria y el comercio, el comportamiento de exportaciones e importaciones, por los índices de precios al consumidor que está en cintura (3,1% anual), la aparente estabilidad del petróleo alrededor de los US $80 por barril y con un dólar bordeando los $3.000.

Está claro que si bien es cierto hay inaplazables necesidades fiscales, la situación no es catastrófica como la pintaron los detractores del anterior Gobierno.

Corresponde al presidente enviar señales de seguridad y desechar los cantos de sirena de quienes quieren solucionar los problemas fiscales ahondando los problemas sociales. La prudencia reclama trabajar por la equidad propiciando igualdad de oportunidades para generar crecimiento.

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