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Analistas 22/10/2022

Estado de opinión

Edgar Papamija
Analista

Los extremos se tocan y en política eso es una realidad. El expresidente Uribe, que no ocultó su talante de derecha, esgrimió la tesis del Estado de Opinión cuando las trabas del Estado de derecho no llenaban sus expectativas en el ejercicio del poder. ¿Estaremos frente a un experimento similar en el Gobierno de las antípodas conceptuales? No lo creo.

El Presidente de la República se ha quejado de las talanqueras que impiden cumplir compromisos con sus electores. En las actuales circunstancias, de grave turbulencia social y económica, sería bueno dejar establecido que el Estado de opinión es una entelequia inaceptable, que todas las propuestas tienen cabida y que deben ser tramitadas en el marco de la vigencia plena de nuestro Estado de derecho.

La movilización social, ha dicho Petro a los indígenas, es la forma de presionar la solución a sus problemas y ello es legítimo en el marco del ejercicio pleno de la democracia. En Apartadó, insistió en la necesidad de dar solución a problemas sociales, producto de inequidades e injusticias seculares. Ahí denunció, a su manera, el imperialismo norteamericano como arma de destrucción masiva de la economía del mundo subdesarrollado, y eso no sorprende, pues es casi una constante en los discursos de los políticos latinoamericanos. Con un estadio lleno hasta las banderas se le vio pleno y es lógico que, en el éxtasis oratorio, se generen afirmaciones inconvenientes.

En Caldono disfrutó como siempre la tribuna. En Cali y Popayán no se sintió tan a gusto porque seguramente la concurrencia no fue nutrida y sospecho que los organizadores padecieron su molestia. Parece entonces que el Presidente está en plena campaña. Quienes conocemos su talante, percibimos ese aire de satisfacción plena cuando se posesiona del micrófono frente a la muchedumbre que lo sigue con arrobamiento. Petro disfruta las multitudes y son la esencia de su trasegar en la vida pública. La plaza pública es su razón de ser, pero es discutible hoy su pertinencia.

El Presidente debe saber que su discurso genera preocupaciones por las cargas de profundidad que suelta y que debe morigerarse, frente a temas sensibles del manejo económico, pues de lo contrario la vamos a pasar muy mal y vamos a pagar un alto costo. El tema de los hidrocarburos puede arrastrarnos al infierno de una crisis inconmensurable.
Conclusión: Petro está en plena campaña. No sabemos para qué, pero está en campaña.
Los diálogos regionales vinculantes están en la misma línea. Son monólogos vinculantes para mantener el acelerador de la movilización, que es lícita, pero que no se pueden presentar como la consulta previa a la elaboración de un Plan de Desarrollo porque eso nadie lo cree. Ni un taumaturgo hace cincuenta reuniones de cinco o diez mil personas con ese fin.
La agitación permanente tiene consecuencias. Funcionarios fantasmas de origen ignoto, oportunistas que trepan a las almenas del poder, buscan secuaces, arman redes y tratan de congraciarse y coaligarse con los que vienen del viejo esquema perverso: alcaldes, gobernadores, políticos y contratistas con quienes derrochan en viajes, festines y aquelarres a espaldas del Timonel.
En política todo es posible, pero en honor a la verdad, Petro ha pregonado siempre su devoción por la constitución del 91 de la cual se considera coartífice.

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