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Analistas 18/10/2019

Una historia de dos países

Etiopía es uno de los países en los que como parte de su proceso de internacionalización, Econometría ha trabajado, fue comisionada por Unicef para realizar la evaluación de su operación, la más grande de África del Este. Es un país fascinante lleno de historia milenaria que se remonta a la Reina de Saba y al imperio de Aksum. Con gente amable y alegre, esta una de las tantas coincidencias con Colombia. Ambos países cafeteros, de similar latitud frente a la línea ecuatorial, una geografía montañosa y su capital Addis Abeba a 2.450 metros sobre el nivel del mar. recientemente suma una con el otorgamiento por parte del Comité Noruego del Nobel de Paz al Primer Ministro Abiy Ahmed Ali.

Su ubicación le otorga un dominio estratégico como punto de partida en el Cuerno de África. Limitando con Eritrea, Somalia, Kenia, Sudán del Sur y Sudán, no tiene salida al mar y ha estado utilizando el puerto principal vecino de Djibouti. Con la reciente paz, reanudó el acceso a los puertos eritreos para su comercio internacional y es por esto que el Nobel es estratégico para Etiopía.

Con alrededor de 109 millones de personas, la antigua Abyssinia es la segunda nación más poblada de África después de Nigeria, y la economía de más rápido crecimiento en la región. Empero, también es uno de los más pobres, con un ingreso per cápita de US$790. Con el Plan de Crecimiento y Transformación, apunta a alcanzar el estado de ingresos medios bajos para 2025. Según el Banco Mundial, su economía experimentó un fuerte crecimiento con un promedio de 9,9% anual desde 2007 hasta 2018, en comparación con un promedio regional de 5,4%.

Los principales motores de crecimiento han sido la industria, la construcción y los servicios. La principal obra de infraestructura se encuentra en el Nilo Azul. La Gran Presa del Renacimiento será la más grande del continente, con dos centrales eléctricas con una producción de 15,000 GWh anual. La obra tiene como uno de sus impactos negativos que los visitantes a las cataratas del afluente las encuentran casi inexistentes durante la época de lluvias bajas y es polémica dado que los pequeños agricultores (no solo etíopes sino kenianos) han visto afectado el riego de la ya muy escasa agua. Igualmente se ha invertido con capital chino, en un sistema de tren ligero, el primero de su tipo en la región. Según el World Economic Forum, Etiopía puede ser la nueva China, ya que ha estado mejorando sus conexiones por carretera y ferrocarril, y cuenta con conexiones aéreas cubiertas por Ethiopian Airlines, la compañía aérea más grande del continente.

Una herencia cultural única, alberga la Iglesia ortodoxa etíope, una de las más antiguas, y una monarquía que terminó solo en el golpe de estado de 1974. Etiopía fue el hogar de algunas de las primeras poblaciones de homínidos. Es visita obligada conocer los restos de “Lucy” con 3.2 millones de años que reposan en el Museo Antropológico. Culturalmente, tiene 13 meses en el año y mide las horas del día de forma distinta, el reloj comienza cuando llega el día, es decir la salida del sol es la 1 en punto y la puesta del sol las 12.

Los etíopes tienen muchas razones para ser orgullosos. Un etíope dirá que es un lugar de grandes atletas, la nación independiente más antigua de África y que aparte de una ocupación de cinco años por la Italia de Mussolini, nunca fue colonizada. De esta época dicen haber heredado el machiato pero no la pasta pues esta no podrá sustituir a la muy rica y nutritiva injera hecha de Teff, un cereal endémico. También dirá con orgullo que Etiopía se considera el lugar de nacimiento de la planta de café (siglo IX), la ceremonia de la bebida en las calles de Addis Abeba es única. Adicionalmente, el Rastafari, movimiento que inspiró el Reggae y evolucionó en Jamaica, en realidad surge en Etiopía.

Motivo de gran orgullo es su muy popular primer ministro Abiy. Gracias a su aprobación de una histórica reforma de su gabinete, tienen la primer mujer presidenta, Sahlwork Zewde, la única que ostenta el poder actualmente en África. Introdujo reformas de liberalización de la economía, aunque persisten controles como cortar el servicio de internet durante los exámenes de estado o cuando sucede un evento que atenta contra la seguridad nacional. Llama la atención que la profesión Abiy es ingeniero informático.

Muy merecido es su premio Nobel de Paz por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, y en particular por su iniciativa de resolver el conflicto con Eritrea que duró tres décadas debido a fuertes tensiones y guerras dentro de las cuales se cuenta la independencia (1993) de Etiopía. Sin embargo no la tiene fácil. Otra coincidencia con Colombia, una no honrosa, es que Etiopía mantiene un historial poco envidiable de ser el líder mundial en desplazados internos expulsados de sus lugares de residencia debido a conflictos internos. Cuenta con cerca de tres millones de personas desplazadas según los últimos resultados del Informe Global sobre Desplazamiento Interno. El fenómeno es poco reconocido en los medios por el Primer Ministro y mucho podría aportarle Colombia en el marco de la Cooperación Sur-Sur en lecciones aprendidas de nuestro conflicto. En todo caso su premio es esperanzador, no solo para Abiy sino para su país y de la región.

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