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Analistas 14/05/2020

¿Cuál será nuestro Apolo 11 como sociedad?

Daniel López Hincapié
Profesor del Cesa
Analista LR

En pleno auge de la guerra fría, Estados Unidos y la Unión Soviética no sólo competían en una carrera armamentista, sino también en una carrera contra el tiempo por la supremacía espacial. Rusia había logrado avances sobresalientes y parecía que la carrera espacial ya tenía un ganador. El 4 de octubre de 1957, los soviéticos lograron poner en órbita el primer satélite (Sputnik 1). Llenos de ilusión y posterior a la confianza ganada, el 3 de noviembre de 1957, fueron los primeros en poner un ser vivo en el espacio. La perra Laika. Las investigaciones continuaron y fue el 12 de abril de 1961, cuando el famoso Yuri Gagarin, fue enviado a un viaje espacial cuyo objetivo era darle la vuelta a la órbita terrestre, en un vuelo que duró 108 minutos. La leyenda urbana cuenta que al ver la tierra dijo: "La tierra es azul, que bonita. Es increíble, pero no veo ningún Dios acá arriba".

Muchas batallas ya estaban perdidas, pero aún no la guerra. Los avances soviéticos despertaron la casta americana y lograron conectar a los estadounidenses con los valores de su carta política fundacional. El 12 de septiembre de 1962, en el estado de Texas el presidente Kennedy, declamaría uno de los discursos mas inspiradores de la historia reciente. Frente a millones de espectadores manifestó su intención de llegar a la luna antes de finalizar la década: "Elegimos ir a la Luna en esta década, y también afrontar los otros desafíos, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles, porque esta meta servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y aptitudes".

Este discurso lleno de mensajes, moralejas y valores, logró movilizar a una nación entera para lograr poner un hombre en la luna. Efectivamente el 20 de julio de 1969, el mundo fue testigo de las famosas palabras de Neil Armstrong, antes de dar su primer paso en la luna: "Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran avance para la humanidad". El Sputnik 1, Laika y Gagarin, lograron que toda una nación se movilizara alrededor de su propósito superior y lograr una victoria que representaría tal vez uno de los avances más importantes de la humanidad en los siglos recientes. ¿Cuál es nuestro Sputnik 1 como nación? ¿Qué es lo que va permitir que nos movilicemos frente a un mismo fin? Orlando Ayala, siempre nos motiva a esta reflexión y nos pregunta ¿Cuál debe ser el Sputnik 1 para la sociedad Colombiana?

El Covid 19, debe ser el Sputnik 1, ese catalizador que nos permita conectarnos a todo un país con los valores fundamentales y esenciales que hoy más que nunca se requieren para construir un país de oportunidades. El Covid 19, logró poner en evidencia las profundas desigualdades e injusticias sociales. En los últimos 50 años hemos generado más riqueza monetaria que en toda la historia de la humanidad, pero también más desigualdad, concentrando el 87% de la riqueza en el 1% de la población. La actual coyuntura debe permitirnos unirnos como nación alrededor de un pacto sobre lo fundamental en palabras de Álvaro Gómez.

Hago una invitación especial al presidente Iván Duque y a la alcaldesa de Bogotá Claudia López, como también a todas las fuerzas vivas de la sociedad para concentrarnos en los fundamentales, para movilizarnos como nación sobre las reales transformaciones que tenemos que surtir. El inmediatismo es importante para salvar vidas, pero si no pensamos en el largo plazo y las transformaciones que debemos gestionar desde la productividad del desequilibrio, con tristeza anuncio que volveremos al mismo mundo y país que dejamos en remojo antes de la pandemia. Pensemos en grande y hagamos un pacto político sobre el sueño de país que nos imaginamos y actuemos en coherencia. Mientras los medios buscan profundizar sus diferencias para ganar mas audiencia, en ustedes está la oportunidad de mostrar unidad frente a un propósito común. ¿Nos le medimos a sentarnos a poner nuestras diferencias sobre la mesa? ¿A dirimirlas con metodologías y no en Twitter?

La conversación debería girar en torno a ¿Y en la próxima década…? ¿Qué modelo de país queremos construir? ¿Cuál será la montaña a conquistar? ¿Cuál será nuestro Apolo 11? ¿La educación? ¿La justicia social? El debate está abierto.

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