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Analistas 20/04/2023

El liderazgo compartido

Claudia Dulce Romero
Directora de Extensión y Egresados, Universidad del Rosario

Un buen líder es aquel que sabe movilizar a su equipo de trabajo para alcanzar los objetivos de la organización. Lo ideal en este rol es que estos equipos funcionen sin generar una dependencia, es decir, que cuando el líder se ausente durante un tiempo, la angustia, el estrés y el caos no se apoderen del resto de los integrantes.

Si hay una verdad comprobable en el sector empresarial es que no hay personas indispensables en las organizaciones. He escuchado personas que creen que son tan indispensables que sin ellas el mundo se va a acabar. Pero la realidad es que el mundo sigue girando, mientras los equipos dependientes deben enfrentarse al mareo de las crisis causadas por su falta de empoderamiento y su incapacidad de tomar decisiones para sobrepasar obstáculos.

Para no convertirse en un líder único, con una estructura jerárquica vertical y dependiente, lo ideal es compartir el liderazgo.

En los equipos de trabajo, normalmente, los líderes se encuentran con personas con una experiencia significativa. Lo ideal es que podamos identificar rápidamente quién sabe más de un tema o tiene un poder experto superior y puede acompañar al resto para alcanzar los objetivos en común. El líder no es el sabelotodo, no puede creer que siempre tiene la razón. Por el contrario, debe tener la capacidad y la humildad de escuchar y aprender de otros.

Para promover este liderazgo compartido, los miembros desempeñan el papel de líderes de manera temporal, en función de las necesidades específicas del equipo en cada momento. Su papel rota dependiendo de esas necesidades del entorno y de los recursos disponibles. Eso sí, el líder no puede ausentarse completamente, sino que acompaña y guía a esa persona en el proceso.

Para lograrlo, deben trabajar en dos habilidades: delegar y empoderar. Cuando el líder delega, se libera de algunas tareas que consumen su tiempo, pero también proporciona oportunidades de desarrollo para los seguidores. A corto plazo este ejercicio consume bastante energía por el entrenamiento, pero a largo plazo ahorrará espacios valiosos y dolores de cabeza.

En ese proceso de guía y entrenamiento es importante tener siempre una nota mental: al comienzo, la persona con quien compartiremos el liderazgo cometerá varios errores. Y hasta cierto punto, no solo es normal, sino también deseable. De los errores se aprende y se entiende que hacen parte del desarrollo.

El empoderamiento requiere capacitación, confianza y tiempo, e incluye motivación y aprendizaje. Para ambas habilidades, la comunicación juega un papel clave, pues el líder debe informar por qué es una tarea importante para el equipo, para los objetivos de la organización y para la persona.

Claro que hay diversas tareas que no son aconsejables que el líder delegue, como la visión de la organización, la resolución de conflictos o la toma de decisiones en momentos de crisis. Sin embargo, el éxito está en formar equipos que, en un caso extremo, puedan responder a los desafíos que se presenten.

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