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Analistas 26/10/2021

Tiempo real

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Las diferentes concepciones de tiempo y espacio han señalado cambios de época. Así, la modernidad se hizo presente con la generalización del reloj mecánico, los viajes a oriente y occidente con tiempos horarios diferentes, y esas fueron por años las reglas dominantes de tiempo y espacio. Con la aparición de internet y los viajes espaciales, cambiaron las dimensiones de tiempo y espacio, impulsando al mundo hacia una nueva etapa en la vida de la humanidad.

La noción de espacio en esta nueva realidad es difusa y se encuentra en alguna dimensión que llamamos el ciberespacio. La velocidad, que es una noción íntimamente ligada al espacio, también se revolucionó con las transmisiones de los mensajes por internet, que viajan de un extremo a otro del planeta en segundos. Esa noción de tiempo la denominamos ‘tiempo real’, queriendo con ello denotar la inmediatez de la información.

Desde tiempos inmemorables, el acceso oportuno de la información ha sido la clave del ejercicio del poder, pero también del progreso. Quien tiene la información veraz sobre qué está sucediendo tiene la ventaja de poder tomar decisiones más acertadas e, incluso, manipular situaciones. Desde quienes se proclamaban prestidigitadores por saber que el día se convertiría en noche de manera repentina al conocer cómo funcionan los eclipses, hasta los especuladores de las bolsas de valores, que con la información oportuna amasan fortunas, la información ha sido una poderosa herramienta.

Los estados normalmente tienen más acceso a la información de lo que sucede en un país, que los ciudadanos y ello le garantiza a los gobiernos su sitio en el poder. No obstante lo anterior, la información no siempre es oportuna, sino que llega de manera tardía y las decisiones se toman sobre supuestos que no necesariamente son ciertos: si hubiera sabido!

Este es el tema de portada de The Economist esta semana, que señala cómo esto ha sido la realidad en la toma de decisiones económicas. Los resultados del comportamiento de las variables económicas se conocen generalmente meses después de que han sucedido los hechos. La publicación de las cifras de empleo tiene retrasos de uno o dos meses, mientras que los resultados de producción nacional anual se demoran fácilmente un trimestre, y es con esa información trasnochada que los gobiernos y los bancos centrales deciden el rumbo de la política económica.

Esta situación es totalmente inadmisible en un mundo que se mueve en “tiempo real” y que, gracias al desarrollo de la ciencia y de los algoritmos, puede monitorear el comportamiento de los consumidores de manera inmediata. Así, la publicación llama la atención acerca de los efectos positivos de la pandemia en materia de digitalización, que abre las puertas a que los estados cuenten con información rápida y veraz. A medida que más gente usa canales digitales, a medida que las compras en línea ganan espacio, a medida en que se generalizan las redes sociales, se tiene mas información y el uso correcto de esa información, dice The Economist, está llamado a generar un salto cualitativo en las políticas implementadas por los gobiernos. No más “supongamos que” o “en el pasado el comportamiento ha sido este”. Lo que es, es y se conoce en “tiempo real”.

Sabemos que esta revolución también puede manipularse y lo vemos a diario por parte de redes sociales y estados inescrupulosos (el Gran Hermano), pero puede llegar a ser el mayor beneficio de la pandemia.

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