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Analistas 23/11/2021

Tamaño del Estado

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Otras vez, y por cuenta de la pandemia, se vuelto a poner sobre el tapete la vieja discusión sobre el papel del estado en el quehacer económico de los países. La disyuntiva entre keynesianos y liberales salta a la arena por cuenta de los cuantiosísimos gastos que han tenido que hacer lo gobiernos para amortiguar las crisis económica generada por los aislamientos obligatorios que decretaron los gobiernos. Desde los generosos desembolsos a los desempleados que otorgó el gobierno de los Estados Unidos, pasando por el apoyo a empresas de algunas naciones europeas hasta los mas modestos pagos que hizo el gobierno colombiano para amortiguar la pobreza y subsidiar las nóminas de las pequeñas empresas, los países se echaron la mano al dril para reactivar la economía mediante el gasto público.

De donde salió todo ese dinero?. En la mayoría de los casos del endeudamiento interno y externo y en algunas casos con emisión de dinero, pero en ambos casos generando grandes déficits fiscales. Los gobiernos estaban gastando mas y la desaceleración económica no permitió recaudar impuestos en las cuantías acostumbradas con el lógico resultado de huecos fiscales que han llevado a los países a plantearse reformas fiscales en momentos difíciles. Mientras en el último año la deuda externa pública de Colombia aumentó casi en un 18%, “en el caso de América Latina y el Caribe, la proporción entre la deuda externa y el Ingreso Nacional Bruto llegó a 49% desde 22,4% en 2011 y 40,8% en 2020. En relación a las exportaciones, llegó a 186,4% en 2020, después de registrar 124,9% en 20219” (Bloomberg).

Son múltiples las presiones macroeconómicas que tienen estos endeudamientos. Hay que tener en cuenta que paralelamente se cayeron las exportaciones lo que generó en un principio una escases de divisas que se compensó con el endeudamiento externo, pero a medida que se hacen efectivos los mayores desembolsos por el servicio a la deuda y la desconfianza que genera la precaria situación fiscal se produce una devaluación de las monedas que a su vez tiene efectos devastadores. A mayor devaluación mayores desembolsos en moneda local para la deuda.

Pero también ese enorme gasto público implicó lanzar grandes cantidades de dinero al mercado con la subsecuente presión inflacionaria. Devaluación e inflación creciente es una formula explosiva porque lo que se hace con la mano al amortiguar la pobreza con gasto público, se borra con el codo en la medida en que la inflación erosiona el ingreso de los sectores mas vulnerables de la sociedad. Mientras Colombia se está acercando a una inflación del 5% otros países como Brasil alcanzan el 19%, Méjico está cercano al 6% y Chile, el ejemplo macroeconómico de la región ya paso el 5%.

No hay duda que era necesaria esa intervención de gobiernos y que la crisis se ha debido enfrentar con gasto público, pero la pregunta que sigue es que deben hacer los estados de cara a esta coyuntura. ¿Seguir aumentado gasto y creciendo su participación en la economía con los fondos temporales que están llegando gracias a la bonanza que ha generado los altos precios de los “commodities”, o manejar con prudencia esos ingresos repagando deuda, controlando la inflación y dando mayor espacio al sector privado en el crecimiento del PIB?. Estados Unidos optó por incrementar el gasto con un plan de infraestructura y una ley de seguridad social incrementado el déficit. ¿Qué hará Colombia?

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