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Analistas 10/07/2018

Ganadores y perdedores

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Lo que se lee en las redes sociales y se oye en los encuentros profesionales es reflejo de la pugnacidad que vive el país desde hace unos años y que se agudizó en torno al tema de la paz. Hay acusaciones mutuas que incluyen epítetos ofensivos como “paraco” o “castrochavista”, provenientes de ambos lados de la galería.

En este ambiente fuimos a las elecciones que llevaron al Presidente Santos a su segundo mandato y si habremos de creer en los resultados de las elecciones, en esa ocasión ganó un mandato para continuar el polémico proceso de paz.

Posteriormente, en el referendo ganaron los enemigos del proceso y ello obligó a una revisión de los acuerdos, que según el Gobierno respondía plenamente a las expectativas de los triunfadores, mientras estos sintieron que les habían puesto “conejo”. En la mas reciente elección ganaron las fuerzas que desde hace ya dos procesos electorales han manifestado su inconformidad con ciertos aspectos del Acuerdo de La Habana.

Ante este escenario y en un país con la historia de violencia que nos ha caracterizado y que se sigue manifestando en asesinato de líderes sociales, es bueno aprender de la historia para no desencadenar una nueva ola de violencia, aún mayor, que nos lleve a nueva guerra civil similar o peor que aquellas que se libraron entre liberales y conservadores o entre paramilitares y guerrilla.

Recapitulando sobre el origen de la violencia liberal-conservadora el dirigente conservador Álvaro Gómez afirmaba en una entrevista que tuve la ocasión de hacerle para un programa de historia, que en 1930 cuando se dio la transición de la hegemonía conservadora al régimen liberal, “los liberales creyeron haberlo ganado todo mientras los conservadores creyeron no haber perdido nada y eso desencadenó la violencia”.

Algo similar estamos viviendo. Los partidarios de reformar el curso de los acontecimientos dejados por el Presidente Santos creen haberlo ganado todo con el triunfo del candidato Duque y desde las curules del congreso la senadora Paloma Valencia ya anunció con ocasión de la reglamentación de la JEP, que aplicaran la aplanadora a la que tienen derecho como triunfadores de la jornada, como si todo lo hubieran ganado.

Por su parte los perdedores ven en cualquier ajuste a lo acordado con la guerrilla una voluntad de “hacer trizas” los acuerdos y hacerle el juego a los paramilitares. Da la impresión que quienes perdieron las elecciones sienten que no perdieron nada y que todo debe seguir igual a como estaba antes de su derrota.

La verdad es que quienes ganaron no lo ganaron todo y quienes perdieron no lo perdieron todo. Una enorme fuerza que votó por el candidato Petro también se expresó en las urnas y tiene derecho que se respete su voz.

En resumen ni los amigos de senador Uribe lo ganaron todo, ni los amigos del acuerdo lo perdieron todo. Tanto los discursos victoriosos de la senadora Valencia están fuera de lugar (para usar expresión futbolística), como lo están los llantos de quienes después de perder quieren que todo siga igual. Tendrá que ser una negociación que reconozca los derechos de perdedores y ganadores.

No es tarea fácil y hasta los ingleses, una sociedad sin los visos de la violencia que sufrimos, no logran encontrar las fórmula que acomode a ganadores y perdedores del Brexit. La fórmula parece estar en un “soft brexit” y a lo mejor en Colombia evitamos una nueva confrontación aprendiendo de la historia y buscando una “amortiguación suave” y acordada de los acuerdos.

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