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Analistas 28/11/2017

Fuerzas centrífugas y centrípedas

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

La segunda mitad del siglo XX fue un periodo donde dominaron, con muy pocas excepciones, las fuerzas económicas y políticas que propendían por superar las barreras nacionales y expandirse hacia el resto del mundo. Después de las locuras nacionalistas de Alemania, Italia, España y Japón que llevaron a la Segunda Guerra Mundial, y de múltiples dictaduras en nuestra región con la bandera nacionalista, estas dos regiones empezaron importantes esfuerzos hacia la integración. Esfuerzos por superar lo nacional y entender que ese concepto, si bien identifica propósitos y pensamientos comunes de un pueblo, no se limita a un concepto geográfico y territorial.

Es el periodo del auge y expansión de la Unión Europea donde lo supranacional fue aceptado como una forma más eficiente de relacionamiento. Es el período de conformación de ASEAN en Asia y de los primeros pinos latinoamericanos en integración. Es el periodo en que la bipolaridad entre la Unión Soviética y los Estados Unidos toca su fin y los países de Europa oriental buscan integrarse con el resto del mundo. En fin, es el periodo que conocemos como la globalización, caracterizado por una visión universal de la economía, de la sociedad y de los deberes y derechos de todos los ciudadanos, sin importar su nacionalidad. Es el periodo en el que nacen y se consolidan los organismos multilaterales, y en que China empieza su apertura al mundo. Esto es lo que podríamos llamar una época en la cual dominaron las fuerzas centrípedas. Una fuerte corriente hacia lo global.

Curiosamente, en este período las regiones cobraron mayor autonomía en lo que algunos autores llaman la glocalización.

En este proceso fueron fundamentales las múltiples revoluciones tecnológicas que van desde aquellas en el transporte de personas y bienes hasta las más impactantes de computación y tecnologías de la comunicación. El mundo, gracias a estas tecnologías, se hizo más pequeño. Gracias al internet se redefinieron las dimensiones de tiempo y espacio vigentes desde el renacimiento y surgieron “el tiempo real” y “el espacio virtual” como nuevas coordenadas de nuestra realidad. Los hechos se empezaron a concebir como sucedidos en otra dimensión gracias al internet y el desarrollo de las redes sociales. Gracias a las grandes transformaciones de los medios de transporte, el tránsito de mercancía se hizo más económico y miles de millones de personas se desplazan a diario por todo el mundo. Ciudadanos del mundo, viajeros de negocios, aventureros, reporteros que transiten la realidad sin barreras de tiempo o espacio, turistas que descubren nuevas culturas, mochileros, en fin…

Pero toda acción trae su reacción. En este período se incubaron fuerzas contrarias que buscan nuevamente el fortalecimiento de lo local, lo nacional, desconociendo todo lo avanzado. La Gran Bretaña ha manifestado su deseo de retirarse de la Unión Europea, Cataluña quiere volverse republiqueta, Estados Unidos quiere aislarse del mundo y pensar en “America First” y Venezuela, en nuestra región, enarbola las banderas nacionalistas y se retira de la Comunidad Andina. El viejo concepto de soberanía ligado a una bandera y un espacio geográfico recobra su vigencia y empieza a desplazar al más moderno de respeto, de equidad y de bienestar de una nación.

Curiosamente, es la manipulación de las redes sociales que generaron la globalización lo que impulsa esta tendencia. Ante estas fuerzas, Asia se expande más y se inicia una reconfiguración del mundo como lo conocemos. Los próximos 20 años serán los de la lucha entre estas fuerzas opuestas.

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