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Analistas 25/02/2020

El reto de exportar

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

José Antonio Ocampo se vino lanza en ristre contra el trabajo del Banco de La República que en el fondo argumenta que Colombia sigue siendo una economía muy cerrada y que esa es la razón fundamental para que no seamos exportadores. Como se sabe, las exportaciones per cápita de Colombia están por debajo de US$1.000 que es una cifra muy inferior a la de mayoría de vecinos.

Argumenta Ocampo que la evidente baja en aranceles, tanto nominal como efectivo producto de los múltiples tratados de libre comercio, que están alrededor de 5%, como el crecimiento de las importaciones en las últimas dos décadas son clara muestra que contrario a la argumentación del Banco de la República, Colombia nunca había estado tan abierta en toda su historia.

La segunda parte de esta historia es la explicación de por qué no exportamos. El trabajo del Banco de la República argumenta que para exportar más hay que importar más, reflexión que Ocampo deshecha como falsa basado en experiencias de algunos países.

Las razones para no tener un buen desempeño exportador las encuentra Ocampo en la revaluación que existió entre 2004 y 2014, y en la falta de una política de Estado coherente alrededor de la promoción de exportaciones liderada por Bancóldex y Procolombia.

Se afirma con frecuencia que el fracaso exportador se debe a que nuestras exportaciones se han concentrado en productos primarios (mineros y agrícolas), lo cual no es cierto. Miremos el caso de Canadá un país exitoso en comercio exterior.

Si se excluye el comercio con EE.UU. su exportaciones ascienden a US$100.000 millones, y los primeros cinco renglones de sus exportaciones son minero energéticos. La diferencia con Colombia es que si bien es cierto que estos y los productos agrícolas suman algo más de 50% del valor exportado, el saldo son productos industriales. Es decir, Canadá tiene unas exportaciones diversificadas siendo un país minero y agrícola.

¿Cómo lo logra? Contrario a lo que piensa Ocampo, lo logra gracias a las importaciones y los encadenamientos industriales que se suceden en razón al TLC con EE.UU. A los Estados Unidos, Canadá exporta US$300.000 millones y ahí el peso es mucho mayor de productos industriales, pero igualmente importa de su vecino US$229.000 millones, mucho de los cuales son productos que entran a cadenas productivas que luego se reexportan.

Similar es el caso de México, si bien en este país no pesan tanto los productos mineros. Es que el comercio exterior del mundo lo mueven compañías multinacionales que articulan sus procesos de producción en diferentes locaciones.

Esto es cierto no solo en Canadá y México, sino en todos los países asiáticos incluidos China. Siendo esto así, para exportar hay que importar y añadir valor a lo importado y articularse a las cadenas de valor global. Es lo que la OMC llama Made in the World. Si no nos articulamos a estas cadenas seguiremos exportando productos mineros y agrícolas sin mayor valor.

Colombia, por razones logísticas, aduaneras y burocráticas, no es competitiva al momento de ofrecerse como punto para ser base de procesos de articulación productiva y a eso se refiere el estudio del banco. Si a ello le sumamos la inseguridad jurídica, que es fundamental para garantizar la inversión extranjera que necesariamente va ligada a este proceso, la probabilidad de diversificar hacia exportaciones de mayor valor agregado es remota. Las tareas que tenemos por delante son claras: facilitación de comercio, infraestructura y seguridad jurídica.

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