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Analistas 19/01/2021

Con el pecado sin el género

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Esto le paso a América Latina con la epidemia del covid y las políticas implementadas. Según reporta el Financial Times “Latinoamérica alberga poco mas de 8% de la población mundial, pero ha sufrido mas de la cuarta parte de todas las muertes por covid-19, a pesar de las cuarentenas”. En efecto Colombia, Perú y Argentina, entre otros, tuvieron prolongadas cuarentenas con profundas consecuencias económicas que llevaron, según Fedesarrollo, a que el PIB colombiano se contrajera en un 7,7%, mientras que la contracción esperada para toda la región según la Cepal será de 7,7%.

La región le apostó a la salud pública por encima de la economía y desafortunadamente los resultados en salud pública no están a la vista, y los de la economía han sido desastrosos. La región registra un número de casos proporcionalmente mayor a su población y una contracción de la economía mayor que en otras regiones con el agravante de que estas naciones tienen menor capacidad de respuesta ante la crisis.

El porqué, a pesar de los enorme esfuerzos, no se vieron los resultados está en varios factores entre los que se encuentran la debilidad institucional de los sistemas de salud pública de la región, factores culturales y la estructura económica y demográfica.

Los dos primeros fenómenos son ampliamente conocidos. La precariedad de los sistemas de salud en diferentes países ha hecho que el número de pruebas haya sido insuficiente, que la velocidad de respuesta no haya sido la más adecuada como tampoco lo es la infraestructura humana y hospitalaria. Conocemos bien los aspectos culturales que incidieron en la desproporcionada participación de muertes en la región y estos se expresan en necesidad del contacto personal, a la fortaleza de la estructura familiar que se manifiesta en eventos familiares grandes y la enorme sociabilidad y demás eventos acompañados de alcohol y música.

La particularidad de la estructura económica y demográfica puede ser aun más nefasta que las dos anteriores. El primer factor preponderante tiene que ver con la estructura laboral. Dados los grandes niveles de informalidad y autoempleo las posibilidades de teletrabajo que permita el distanciamiento social que se requiere para contener la rapidez de contagios es muy limitada. En efecto, según el Pnud, “en promedio, en los países de ALC, sólo 20% de los trabajos se pueden realizar desde el hogar” y siendo esto así y a pesar de las cuarentenas, 80% de las personas no tuvieron otra opción que lanzarse al rebusque violando cuarentenas con las obvias consecuencias en la propagación. Esto con la gravedad de una población mayoritariamente joven, asintomática y propagadora”.

Otro factor económico determinante es la fragilidad macroeconómica y fiscal de los países de la región. Por razones fiscales los erarios públicos no tienen la capacidad de generar, mediante el gasto público masivo la recuperación de los niveles de empleo, ni brindar el soporte a aquellos ciudadanos golpeados por la recesión. Finalmente, la alta concentración de la riqueza y el ingreso, que ya existía, provocó que el impacto fuera mayor en las grandes mayorías que viven en el borde la pobreza o pertenecían a una clase media vulnerable forjada a punta de deuda. En estas condiciones la recuperación será lenta y, según expertos, solo hasta 2023 recuperaremos el nivel económico de 2019, a lo que se suma que estos mismos factores hará lenta y dispendiosa la vacunación.

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