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Como siempre afirmó Jack Trout, el autor Nirmalya Kumar, natural de la India, profesor de la escuela de administración de la Universidad de Singapur, dice que “El posicionamiento no solo se trata de diferenciar; se trata también de tocar acordes emocionales con los mercados, de cultivar la identidad, el apego y la confianza, para inspirar la lealtad del cliente”, y para lograrlo, dice en el libro “Marketing strategy”, que es menester que todos en la organización entiendan el papel que desempeñan, porque todos participan y tienen importancia en el proceso logístico mercadológico debido a que todos tienen que ver con lo que el cliente experimenta al entrar en contacto con cualquier persona, área o elemento de la organización, corroborando lo expresado por John Maxwell y tantos otros: “todo y todos comunican y no se puede no comunicar.”
Sobre el posicionamiento de marca dijo Simon Clift, cuando aún estaba desempeñando altos cargos en Unilever, que “una marca es el contrato entre una empresa y el mercado (los clientes)”, pues éstos tienen múltiples opciones y pueden firmar un contrato con cualquier organización si piensan que una les está incumpliendo lo que les han prometido”. Hoy, cuando tanto se habla de la lealtad del cliente, hay que tener claro que la promesa que se hace al mercado tiene que cumplirse en su totalidad, no a medias, para evitar perder tiempo dando explicaciones.
Un aspecto que también se ha discutido en posicionamiento es la calidad y su subjetividad, sobre lo cual Peter Drucker dijo que “no es ni depende de lo que se hace ni lo que hace con y de la oferta sino de lo que el cliente obtiene”, y por esa razón, cada persona determina el nivel de calidad. Esta realidad implica que se diga que es más subjetiva que objetiva, sin decir que la objetividad no cuenta para ello, pues es incuestionable que existe un gran porcentaje, sin que se pueda determinar cuánto, en la medición o determinación de la calidad de todo.
Las circunstancias actuales de los mercados del mundo, que podrían catalogarse como a la expectativa o inestables, exigen más actividad mercadológica de las organizaciones con participación más activa de todos los que las conforman, especialmente en lo que tiene que ver con las comunicaciones, porque la competencia, el mundo digital y la que llaman inteligencia artificial, y como si fuera poco, el desgobierno colombiano que día tras día demuestra que no piensa en el país y su gente y agrava más las cosas, la incertidumbre, y para colmo de males como se dice, la pelea por los aranceles y el problema de los deportados de los Estados Unidos que tienen al mundo asustado (y con razón), que puede llevar a una guerra de precios sin precedentes, hace necesario que se actúe con prontitud y cabeza fría.
La realidad es que hay que mirar las cosas con sentido positivo, y como antes se ha dicho, observando las oportunidades que se presentan antes que los inconvenientes que puedan surgir, que nunca desaparecerán. Los mercadólogos y el trabajo comunicacional que adelanten para generar y mantener activos los mercados tienen mucho por hacer, pero si quieren que se logren resultados, hay que actuar sin esperar que los inconvenientes pasen, porque como se dijo, jamás se ha estado exentos de barreras y detractores. El reto es quizá mayor ahora que antes.