.
Analistas 12/05/2021

Como en las travesuras del Chavo y el Chapulín

Carlos Ballesteros García
Gerente de Bike House
Carlos Ballesteros

Desde que estaba pequeño, con las historias contadas por mis abuelos y padres, entendí que Colombia ha convivido siempre con la violencia, la desigualdad, la pobreza y la corrupción, entre otros males. La violencia pasó del derramamiento de sangre por defender un color político, al papel protagónico de las guerrillas, los paramilitares, el narcotráfico y los grupos delincuenciales. En suma, un país que no conoce lo que es la paz, pero sí la lucha por el poder.

Con el paso de los años, los partidos políticos han demostrado la falta de capacidad para manejar la creciente problemática que nos envuelve, debido a su desconexión con la sociedad. Sin entender, que como dice el Chavo del Ocho: “fue sin querer queriendo”, abonan el terreno a la nueva izquierda colombiana, porque en su mayoría, sin importar el color o las banderas, dejaron sin una solución final las dificultades que arrastra la nación. Además, el pueblo está como el profesor Jirafales ofuscado diciendo: “Tá,tá,tá, debido a los nuevos impuestos, y el Gobierno le contestó: “Bueno, retiro la reforma tributaria pero no se enoje”, así como lo expresaba el Chavo.

El sentimiento generalizado, es que la sociedad está cansada de que muchas de las promesas de campaña no se cumplan. Han sido millares de campesinos, pobres, desamparados y desarraigados, que durante años dijeron: “fíjate, fíjate, fíjate” a cada gobierno de turno y, aunque “lo sospecharon desde un principio”, nada cambió de forma radical porque “se aprovechan de su nobleza”.

Podrán decir los políticos de los partidos tradicionales: “es que no nos tienen paciencia”, pero los que acosan son el hambre, el inconformismo, el desempleo y las necesidades insatisfechas, factores de quiebre que podrían marcar grandes diferencias.

En esta crucial época, la sociedad en su conjunto andaba pidiendo a gritos el retiro del proyecto de reforma tributaria, y como dice Quico -otro de los personajes del Chavo-: “anda di que sí, que te cuesta, di que sí; anda, di que sí; no seas malo”. Y el Gobierno al no hacerlo, contestaba “cállate, cállate que me desesperas”, en lugar de haber realizado previamente un consenso con múltiples representantes de todos los sectores de la nación, de la misma manera como lo hacían el profesor Jirafales y doña Florinda “¿Les gustaría pasar a tomarse una tacita de café?”.

Las protestas de estos días se han visto afectadas, infortunadamente, por la presencia de vándalos, y es aquí cuando los manifestantes pacíficos hicieron uso de las palabras de doña Florinda: “vámonos, no nos juntemos con esta chusma” que destruyó brutalmente a su paso sistemas de transporte y bienes de uso común, a pesar de que algunos digan: “es que se nos chispotió”. La comunidad en general les pide a los vándalos, como también lo hace el profesor Jirafales: “silencio, silencio, silencio”, y les deja claro que no le simpatizan porque los bien intencionados son más.

Infortunadamente, en medio de las jornadas, nunca se conocerá en detalle la realidad de cuántos fueron los muertos en estas movilizaciones. Si las capturas de los infractores, algunos infiltrados, fueron o no justas, ni el número de excesos de autoridad como tampoco cuántos policías fueron brutalmente atacados. Lo único cierto es que todos perdimos y la única ganadora fue la violencia, sembrando odio y venganza, debido a una polarización alimentada por las redes sociales, en las que se pide respeto a los derechos humanos, para los de uno y otro lado, como si se tratara de una guerra. El dolor que se manifiesta con declaraciones como:” (…) a él lo mataron”, aplica igualmente para la muerte de un manifestante como para la de un policía, porque todos tienen familia. Son seres humanos. No se trata de quién disparó primero, porque el primer ataque fue a las necesidades y urgencias básicas del pueblo.

Mientras tanto, en este panorama de incertidumbre, muchas familias viven con dolor lo sucedido por pérdidas en su producción agrícola, negocios cerrados, a lo que se suman empresarios y comerciantes, quienes fueron víctimas de los saqueos y la violencia extrema. Con angustia y desesperanza estos compatriotas vieron cómo su esfuerzo de tantos años se perdió por completo a pesar de sus gritos desesperados de “calma, calma que no panda el cúnico”, saliendo más perjudicadas, paradójicamente, las personas de bajos recursos por las cuales las marchas hacían su defensa.

Como en la fantasía caricaturesca, no existió en el Gobierno un superhéroe al estilo del Chapulín Colorado, para que con sus antenas de vinil detectara que se iba a usar la reforma tributaria como caballito de batalla para incentivar el caos, el vandalismo y la violencia. Ni alguien que dijera “espérame tantito, espérame tantito”, como decía Quico, para aprobar una reforma necesaria, pero inoportuna, que debería buscar también los recursos en la corrupción, el gasto burocrático y en los paraísos fiscales, entre otros.

Frente a la actual situación, y a futuro, no se vislumbra ningún líder político que pueda tener una imagen sólida para enfrentarse con el contrincante de la izquierda, apoyado en la desconfianza en los políticos y las instituciones. Ojalá si la izquierda llegara al poder no terminemos señalándola como decía el Ñoño del Chavo: “mírala eh, mírala eh”, porque podría ser caótico que sufriéramos en nuestra patria lo mismo que Venezuela: promoviendo el odio para los generadores de empleo, oprimiendo a los ricos, llevando la pobreza al umbral de la miseria y llenándose los bolsillos cobijada bajo su manto y los lujos del capitalismo, los cuales también les encantan a sus líderes.

Por eso me pregunto de forma repetida ¿y dónde están los nuevos líderes políticos que busquen erradicar tantos males, generando prosperidad y no división entre los colombianos, con voluntad de servir al pueblo? “¿Oh, y ahora quien podrá defendernos?” Qué bueno sería tener un líder que exprese: “síganme los buenos”, para que la sociedad sin distinción política diga: “eso, eso, eso”, porque es claro que nunca dirá “me doy”, muy al estilo de Quico.

Es la juventud la que está llamada a hacer el cambio, pero de forma inteligente. La solución reside en ella misma, lanzándose pacíficamente al ruedo, con la solidez de sus argumentos; sin cuotas burocráticas ni poner por delante los intereses personales, esos que se fortalecen con el clientelismo voraz. Ya no se trata de ser de izquierda o derecha. Es ver el mundo como un todo, sin odios ni resentimientos ni rencores de un lado o del otro. Solo si empujamos para el mismo lado del actuar honesto, trabajando con persistencia, disciplina y buscando el bien común, transformaremos esta patria hermosa. Jóvenes, ustedes son el nuevo motor de la sociedad, tomen la bandera del cambio, no la presten.

La concentración del poder y la falta de oportunidades para los jóvenes, está generando desconfianza y resentimiento frente al empresariado y más aún con los grandes grupos que monopolizan en muchos casos sectores económicos. De otro lado están los continuos actos de corrupción que parecieran decir al estilo del Chapulín : “no contaban con mi astucia”, ya que todos sus movimientos son fríamente calculados, y amparados por una justicia que premia con casa por cárcel a los ladrones de cuello blanco. La corrupción no es toda culpa del Estado; ella está tatuada en la sociedad y muchas personas aplauden a sus familiares y amigos cuando la ejercen. Claro que hay muchos funcionarios honestos, pero infortunadamente unos cuantos manchan el trabajo de un Gobierno con errores, como todos, maniatado por la impunidad de la justicia que permite a quienes deja en libertad decir como don Ramón: “con permisito dijo Monchito", que se aplica además a muchos infractores de la ley.

Pero lo más triste en este panorama general, y que podría pasar, sería tener que confrontar la realidad paradójica que se muestra en un video que circula en las redes sociales llamado “Más sincero imposible”, que dice en forma jocosa: “(…) en mi gobierno los ricos van a comer mierda (…) ¡y los pobres ni mierda!”.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA