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En un nuevo capítulo de la telenovela maniquea del “agua sí, oro no” o “agua sí, petróleo no”, aparecieron activistas que, fingiendo preocuparse por el páramo, la gente y su derecho al ambiente sano, actúan ante todo como agentes anticorporativos dispuestos a sacrificar cualquier evidencia científica en su cruzada. En el fondo, las luchas contra el capitalismo, que comparto parcialmente, y de las que se dicen adalides, justifican todo para ellos: incluso, dejar la misma gente sin agua, a cambio de posicionar su indignación. Eso es exactamente lo que está pasando en La Calera, donde hay tanto ruido en relación con la solicitud de una embotelladora para la renovación de su concesión de agua subterránea (una de 400, representando 0,31% de la recarga hídrica), que las autoridades ambientales parecen estar dudando de la aplicación del derecho, siendo que lleva 40 años activa, aportando al empleo local, la restauración ecológica y la gestión del territorio, sin ninguna incidencia sobre la prestación del servicio para nadie. Los estudios técnicos de la CAR y de terceros no interesados en la actividad lo corroboran, pero pareciera que ciertos sectores de la opinión, debidamente financiados, tienen en la mira reputacional a quienes deben tomar de manera independiente las mejores decisiones y, aprovechándose de un escándalo donde pocos profundizan, les ponen en la picota.
En La Calera, como en muchas partes del territorio colombiano, la inaceptable falta de agua que sufre una parte de la población rural y ciertos barrios recién construidos (averiguar por las licencias y el OT), no se debe a la escasez natural: el páramo provee fuentes abundantes, al menos donde se han cuidado con recursos públicos y privados, a menudo concurrentes. La escasez se debe a la incapacidad de las autoridades locales para desarrollar la infraestructura requerida, lo que ha obligado al municipio a la paradójica situación de comprarle agua en bloque a Bogotá, que sí viene del páramo más distante, sobrecargado. Habría que preguntarle a las “ías” cómo es que en la abundancia se extiende una cortina de humo como la que también despliegan algunos funcionarios pescando en río revuelto, inventando incluso ancestralidades para hablar del ordenamiento de un territorio que requiere más ciencia y, claro, conocimiento ecológico local, pero que la mayoría de los autoproclamados “sabedores” no posee. Afirmación políticamente muy incorrecta de mi parte, lo sé, pero que invoca a los verdaderos sabios indígenas a proteger su legado, en vez de aceptar que sea manoseado por los innumerables intermediarios y “asesores” que se apropian de él interesadamente. El “gran ruido de La Calera” está bien patrocinado, además, y si se espulgan sus raíces aparecen claros los financiadores, a quienes, insisto, no les preocupa la sed de la gente porque les conviene para atacar las empresas que les disgustan, y contra las cual despliegan campañas que pretendiendo ser educativas, no dudan en utilizar los mismos métodos de propaganda que cuestionan en sus contradictores.
Personalmente no consumo bebidas embotelladas (salvo la tradicional cervecita), pero no me invento una cruzada por el páramo y su gente para imponer mis preferencias, ni falsifico datos o simulo solidaridades para ganar seguidores o puestos; eso se ha hecho en muchos momentos de la historia y es letal. A la gente hay que proveerle agua con responsabilidad, y ojalá que el ruido en La Calera se disipe ante las evidencias de los estudios y ayude a garantizar el servicio básico a quienes, por negligencia de otros, no lo disfrutan.
Se suspende la regla sin mostrar cómo se usarán esos recursos, poniendo en riesgo la sostenibilidad y dejando en duda si ese endeudamiento aliviará las necesidades o solo pospondrá los problemas.
El panorama fiscal para Colombia no pinta nada bien. Por lo tanto, prepárese, tome medidas razonables y acompañe su estrategia empresarial de una correcta planeación tributaria
Trabajar para generar, adquirir y trasmitir experiencias y valorarlas, haciendo las cosas sin que se queden en el papel, pues solamente escritas no funcionan