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Tribuna Universitaria 07/05/2021

La performance de Duque

Augusto Garrido
Docente de Ingeniería Civil
Analista LR

La educación superior desde hace unos años ha virado hacia el aprendizaje basado en competencias como respuesta a las exigencias del mercado y a las características de la población atendida. Si bien, existen unas competencias específicas para cada disciplina, también hay unas que son transversales y que muchas veces definen el éxito de los profesionales en el mundo laboral. Son las llamadas competencias blandas, que muestran cómo una persona se relaciona con los demás y con su entorno.

Quizás su nombre distorsione su importancia, pero lo cierto es que hoy, constituyen los factores más importantes en procesos de selección. Entre las principales competencias blandas se destacan la capacidad de comunicación, la aceptación y correcto manejo de las críticas y el trabajo en equipo.
En un ejercicio de la imaginación, sometamos el actuar del presidente y su equipo en las últimas semanas a un proceso evaluativo de estas competencias, siguiendo algunas pautas dadas por la Association of American Colleges and Universities (Aacu). Dejemos de lado momentáneamente las cuestiones técnicas del proyecto de reforma tributaria y demás decisiones administrativas del gobierno, pero revisemos la forma en que se ha relacionado con los demás y su entorno, es decir, sus competencias blandas.

Vayamos a la primera, la comunicación. La Aacu define el nivel superior de esta competencia así: “adecúa las estrategias de comunicación para expresarse, escuchar y adaptarse a los demás para establecer relaciones encaminadas a promover la acción cívica.” Según esto, parte importante de la capacidad de comunicación es saber escuchar a los demás para adaptar el discurso a la sensibilidad del público. Incluso al interior del partido del presidente hubo voces que le indicaban lo inoportuno de presentar una reforma en este momento, no obstante, se continuó con el mismo discurso, sin adaptarse y sin posibilidad de diálogo porque su mensaje era claro: no hay otro camino, nuestra propuesta es la única viable.

Lo anterior también sirve para evaluar la mala gestión de las críticas. Frente a un reclamo justo se debería pedir disculpas, más en un cargo público. Por ejemplo, si el ministro de Hacienda queda en evidencia al no saber el precio de un producto de la canasta básica, por empatía hubiese sido muy oportuno pedir disculpas y manejar el asunto de forma más amable.

En cuanto al trabajo en equipo, la Aacu define el nivel superior así: “ayuda al equipo a avanzar articulando los méritos de ideas o propuestas alternativas.” Un hecho anecdótico puede servirnos para evaluar esta competencia. El presidente manifestó en una entrevista que no sabía cómo los servicios funerarios terminaron con IVA en su propuesta de reforma. Esto me recuerda a cierto tipo de estudiante al que los amigos incluyen en la hoja de presentación de un trabajo, pero que en realidad no participó en la elaboración de este.

Por todo esto, la performance del presidente en las últimas semanas merece una nota reprobatoria.

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