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Información institucional 20/12/2022

El milagro peruano

Hace pocos días destituyeron a Pedro Castillo de la Presidencia del Perú por incapacidad moral y se designó a la abogada Dina Boluarte como la primera presidenta mujer en la historia del país. Sin embargo, la inestabilidad política no es un asunto nuevo. Como lo discutimos en nuestro Informe Anif de la economía global No.2, Perú ha contado con seis presidentes desde el año 2016, aun cuando el periodo presidencial es de cinco años.

A pesar de las turbulencias políticas, el desempeño económico peruano es destacable dentro de la región. Este hecho ha sido denominado por algunos expertos como el milagro económico peruano. Aunque aún se enfrentan problemas como una informalidad superior a 70%, hay logros importantes como que la proporción de personas que vive con menos de US$2,15 al día es menor a 6%, mientras que en un país como Colombia supera ligeramente 10%. Asimismo, el crecimiento durante los últimos años es sostenido y solo se presentó una variación negativa en el PIB durante 2020, seguida de un rebote pronunciado.

En consecuencia, en esta nueva entrega de nuestro Informe Global exploramos algunas razones que consideramos han permitido que la economía peruana siga funcionando, aun sin contar con un gobierno estable.

Economía blindada por la Constitución

En Perú, la Constitución política de 1993 otorgó autonomía al Banco Central de la Reserva del Perú y se estipula que su finalidad consiste en preservar la estabilidad monetaria. Por tanto, las funciones de la autoridad monetaria son: regular la moneda y el crédito del sistema financiero, administrar las reservas internacionales a su cargo, entre otras funciones determinadas por la ley. La independencia del Banco Central de la Reserva del Perú ha tenido efectos positivos notorios al permitir mantener a raya la inflación luego de grandes crisis inflacionarias sufridas por el país en los años setenta y ochenta.

En general, la persecución de metas de corto plazo y rendimientos políticos que estas podrían traer hace que los gobiernos den menor importancia a la inflación relativo a otras metas que imprimen mayores presiones políticas. En consecuencia, la autonomía de un banco central, cuyo enfoque está en mantener una inflación baja, facilita la tarea de lograr la estabilidad de los precios en una economía. Esto no solo aplica para la inflación, pues en general los bancos centrales cuentan con una perspectiva de largo plazo y estabilidad económica, así esos objetivos no estén alineados con los deseos del gobierno de turno.

Adicionalmente, aunque en Perú el cambio constante de presidente parece la norma, desde 2006 la dirección del Banco Central ha estado a cargo de Julio Velarde, quien es visto como un economista confiable y respetado por su capacidad técnica. Por otro lado, pese a que la inflación en 2022 ha presentado número elevados, esta ha sido jalonada por el aumento de precios en alimentos y energía, en línea con lo que enfrentan otros países de la región como Colombia. En síntesis, la autonomía e independencia del Banco Central de la Reserva del Perú ha sido fundamental para dar una imagen de confianza y estabilidad económica en el escenario internacional.

Por último, la Constitución política del Perú prohíbe también que los términos de los contratos puedan ser modificados por leyes u otras disposiciones de cualquier clase. Esto otorga enorme seguridad para los inversionistas, pues cuentan con la garantía de que sus inversiones no se verán alteradas sea cual sea el contexto político y mantiene la percepción de riesgo controlada.

Perú cuenta con grandes reservas y un bajo déficit fiscal

Otro elemento crucial para garantizar la estabilidad monetaria se encuentra en el hecho de que el Banco Central ha logrado acumular reservas internacionales por más de US$74.000 millones, siendo de los montos más altos como porcentaje del PIB dentro de la región.

La acumulación de estas grandes sumas ha permitido al banco movilizar una buena cantidad de recursos para evitar bruscas devaluaciones del sol peruano, por medio de su política de flotación sucia, en contraste con la alta volatilidad de las monedas de los demás países de la región. De igual manera, los montos elevados en reservas internacionales netas envían señales positivas a los mercados y los llena de confianza.

Junto con los buenos niveles de reservas internacionales, Perú cuenta con un déficit fiscal bajo. En 2021 el déficit fiscal del Sector Público no Financiero (Spnf) fue de tan solo 2,5% del PIB y de acuerdo con el más reciente Reporte fiscal trimestral de seguimiento a las reglas macro fiscales, para el tercer trimestre de 2022 el déficit fue de tan solo 1,1% del PIB.

En consecuencia, la política fiscal se estabilizó rápidamente después del importante estímulo relacionado con la pandemia del covid-19. La disminución del déficit fiscal estuvo impulsada principalmente por el aumento de los ingresos fiscales, como resultado de un mayor recaudo del impuesto sobre las utilidades de las sociedades en el contexto del alza de los precios de los minerales. El mayor margen de maniobra que permite un bajo endeudamiento hace que el crecimiento sea más sostenible.

Consideraciones finales

Todo lo mencionado ha permitido que Perú cuente con un riego país considerablemente bajo. Por ejemplo, el Embi, que captura el spread en puntos básicos de la tasa de interés que pagan los bonos denominados en dólares emitidos por países emergentes y los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, presenta un comportamiento estable frente al promedio de América Latina.

En resumen, la fuerte institucionalidad que permite un banco central autónomo e independiente, una política fiscal comprometida con la estabilidad macroeconómica y la confianza de los mercados, así como un marco legal que no permite cambios repentinos en los contratos de los inversionistas, ha permitido que Perú, a pesar de su desastroso escenario político, presente un desempeño económico exitoso.

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