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Analistas 16/04/2024

Ejecución presupuestal de inversión: un panorama gris

La ejecución presupuestal para el primer trimestre de 2024 se situó en 9,3%, lo que representa 15,9 puntos porcentuales por debajo de la ejecución esperada, que era de 25%. Si se compara el nivel de ejecución para el mismo periodo de tiempo con las anteriores administraciones, la cifra más baja corresponde al actual gobierno

Además de la Registraduría (0%) y el Ministerio de Igualdad y Equidad (0%), los sectores más rezagados son Inteligencia (0,1%) y la Rama Judicial (0,1%). La baja ejecución presupuestal puede tener consecuencias sobre la liquidez de la economía además de afectar sectores claves para la superación de la pobreza. Por eso resulta esencial que el gobierno ejecute el presupuesto de inversión para contribuir a la reactivación económica.

Desde el año pasado hemos advertido que el frente fiscal es uno de los asuntos más críticos que enfrenta la economía y en el que el Gobierno juega un papel fundamental. Ante un menor crecimiento, el gasto gubernamental responsable, contenido en el Presupuesto General, puede ser una manera de inyectar recursos para aumentar el dinamismo económico. No obstante, según el Ministerio de Hacienda, la ejecución del Presupuesto General de la Nación en inversión en 2023 cerró en 71,3%, la menor en la última década. Con esto, resulta fundamental hacer un seguimiento para conocer el panorama del cierre del primer trimestre de 2024, así como sus implicaciones en la economía.

Situación Actual

Con corte a marzo de 2024, la ejecución (obligaciones/apropiaciones) del rubro de inversión del Gobierno se situó en 9,1%, según el portal de transparencia económica. Poniéndolo en términos más simples, de $100 pesos que fueron aprobados por el Congreso de la República en el PGN para ejecutar en el primer trimestre del año en el frente de inversión, solamente $37 se destinaron al pago de las obligaciones del Gobierno en el que se incluyen programas sociales, así como la adquisición de activos no financieros.

Eso equivale a que la ejecución esperada para el primer trimestre, que debería ser de 25%, se encuentra 15,9pp por debajo. Además, si se compara la ejecución actual con la del mismo mes del año pasado (11,5%), esta es 2,35pp menor. Lo anterior demuestra que el panorama en materia de ejecución presupuestal ha empeorado significativamente con respecto a lo sucedido en 2023.

Para poner en perspectiva el estado de la ejecución, si se compara con el segundo año de gobierno de distintas administraciones, estas han venido presentando un deterioro. En primer lugar, desde la administración de Juan Manuel Santos, el primer trimestre del segundo año de Gobierno no alcanza el nivel esperado de ejecución. Sin embargo, 2016 presentó la mayor ejecución de inversión de las últimas tres administraciones (21,3%). Por su parte, comparando la ejecución para la administración de Iván Duque durante el mismo periodo, esta se sitúa 9,8pp por debajo. A su vez, la ejecución del presupuesto de inversión en la administración de Gustavo Petro se ubica en tan solo 9,1%, la más baja de los últimos años.

Ahora, si se observa la ejecución de inversión del actual Gobierno por sector, hay 22 que tienen una ejecución presupuestal menor a 10%. Además de la Registraduría (0%) y el Ministerio de Igualdad y Equidad (0%), los sectores más rezagados son: Inteligencia (0,1%) y la Rama Judicial (0,1%). A estos se suman los Ministerios de Vivienda y Deporte con una ejecución de 2,0%. Por otra parte, destaca Minas y Energía con una ejecución casi total del presupuesto correspondiente al primer trimestre del año, lo cual es positivo si se tiene en cuenta la importancia del sector en términos tributarios y de atracción de inversión extranjera.

Implicaciones

Si bien un menor gasto parece positivo, la baja ejecución presupuestal presenta consecuencias negativas en un momento de bajo crecimiento económico. Una baja ejecución, por un lado, restringe la liquidez de la economía, ya que el gobierno inyecta menos recursos. Asimismo, existen sectores claves en la disminución de la pobreza, como lo son el de Educación, Salud, Protección Social y Trabajo, así como Vivienda, que retrasan el cumplimiento de sus metas al no contar con el flujo necesario.

Finalmente, vale la pena destacar que la baja ejecución en un contexto de déficit fiscal que para 2024 se establece en 5,3%, brinda señales inciertas. La paradoja entre un gobierno que solicita al legislativo la aprobación de más recursos para el gasto social y de inversión, pero que no los ejecuta, muestra una baja capacidad de gerenciar y administrar los recursos públicos. A pesar de que 2024 será un año de un mayor crecimiento en comparación con 2023, aún nos encontramos por debajo de nuestro crecimiento potencial. Resulta fundamental la decidida ejecución de recursos de inversión, que cumpla con las metas propuestas en el PND, propicie la reactivación económica y el crecimiento de largo plazo.

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