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Analistas 16/12/2021

Experiencia o Esperanza

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

Mientras Petro sigue sin despelucarse, reciclando políticos corruptos y artistas ingenuos en su Pacto Histérico, el resto del electorado se debate entre la Colación de la Experiencia o el Popurrí de la Esperanza. Aunque las encuestas muestran un panorama poco alentador, -como lo señalo la revista The Economist- el próximo Presidente debería salir de alguna de las opciones de centro. La publicación se equivoca al minimizar peyorativamente el liderazgo del expresidente Uribe, desconocer el poder creciente de la izquierda en Colombia e ignorar el abstencionismo que probablemente domine los próximos comicios.

Para mí es claro que necesitamos. El Equipo por Colombia es ejemplo de experiencia, de administradores exitosos que lograron transformaciones beneficiosas, mejoraron la calidad de vida de los ciudadanos y alcanzaron resultados tangibles en poco tiempo. Los segundos, representan un cartel de buenas intenciones, ideas progresistas postmodernas que vienen del exterior y ofrecen soluciones enmarcadas para el mundo utópico de Santos, realismo mágico que reemplaza mariposas amarillas por pajaritos de Twitter.

En temas puntuales, los de la experiencia representan la libre empresa, el capitalismo responsable, el manejo eficiente de los recursos públicos y la defensa de la institucionalidad -a pesar de sus deficiencias-. Consideran la libertad como un principio sagrado de la democracia, donde la gente es dueña de su propio destino, y donde cada persona tiene la capacidad de salir de la pobreza y desarrollar un mejor proyecto de vida para ellos y sus familias a base de educación, esfuerzo, determinación, mérito, emprendimiento y trabajo. Son conscientes que el país tiene muchos retos y dificultades, pero entienden que no existen soluciones mágicas.

En materia de narcotráfico, entienden que no es simplemente un problema de oferta y demanda, sino que este flagelo es el principal motor de la corrupción. En vez de prometer salidas facilistas como la legalización, saben que, frente a la delincuencia organizada, no existe otro antídoto que defender la ley, la seguridad y el orden.

Los de la esperanza, creen en una sociedad de derechos y no de obligaciones, en el asistencialismo social, en subsidios y proteccionismo para la cadena productiva, en incrementar el gasto público y los impuestos, en el Estado como gran empleador y en defender el proceso de paz e instituciones como la JEP, a pesar que nunca llego la tan anhelada paz, verdad, justicia o reparación. No se diferencian mucho de Petro, en la medida en que creen que siempre alguien tiene que salir a deber y que es obligación de los más ricos pagar la cuenta de su gasto social. Creen en la burocracia como sustento económico, pues la mayoría han vivido por décadas de la teta del Estado y han creado su riqueza con los dineros públicos. Dicen defender el medio ambiente, pero apoyan la legalización de la droga, sin entender que la siembra de cultivos de droga es el principal depredador de la biodiversidad en Colombia.

Estamos a pocos meses de decidir qué modelo de país queremos. Tendremos que decidir entre disciplina, esfuerzo y experiencia, o la social bacanería, con la esperanza que un burricornio -como los de la película Encanto- nos lleve volando al Metaverso.

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