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Analistas 27/02/2025

El Padrino

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

La reaparición de Armando Benedetti en la escena política no debería sorprendernos. Este personaje de maneras erráticas ha sido el único capaz de hacer temblar a esta administración en dos ocasiones y seguir con vida. Comenzando este gobierno amenazó con destapar todo lo relacionado con la financiación de la campaña de Petro para vengarse de su pupila. Ahora se atornilló -Armando- una crisis ministerial que ni la prensa ni la oposición habían logrado, obligando a Petro a inmolarse para defenderlo.

Pero independiente de las especulaciones que existen sobre los secretos que puede llegar a tener Benedetti sobre Petro y de si lo está extorsionando -pues nadie en sano juicio entiende por qué el Presidente lo defiende a capa y espada-, la realidad es que estamos frente a un operador político sin precedente. Es el único personaje que ha logrado enfrentar a personajes de la talla de Enrique Peñalosa, Álvaro Uribe, Néstor Humberto Martínez, Jaime Lombana, Abelardo de la Espriella, Roy Barreras, Laura Sarabia, Gustavo Bolívar, Juan Fernando Cristo y a toda la izquierda en pleno, y sigue vivito y coleando.

Su capacidad camaleónica le permite dar saltos mortales -y morales- y caer siempre parado. De Uribista a ultranza a máximo adalid de la paz de Santos, es hoy es uno de los bastiones del Petrismo y del cambio social, a pesar de que logró materializar la implosión de este gobierno.

El bendecido Benedetti regresó para quedarse. A pesar de que no le gusta trabajar -al igual que a su jefe-, entiende que quien maneje los $50 billones en vigencias futuras parqueadas en fiducias controla el verdadero poder del Estado. Lo preocupante es que todos los sabemos y no pasa nada. Ya veremos cómo los políticos de todas las huestes empiezan a hacer fila para besarle el anillo y rezar que les de su bendición. Por eso, quienes creen que Petro ya está enterrado, deberían empezar a creer en la resurrección de los muertos.

Crisis económica no existe, lo que hay es un buen frasco de mermelada. El Congreso a pesar de su bravuconada, ya está planchado y desprestigiado, como quedó demostrado con el escándalo de Ungrd.

La Fiscalía brilla por su ausencia, como si en este Gobierno no hubiera suficientes motivos o escándalos como para tenerlos tras las rejas: Cartel de la Picota; Nicolás Petro; Ungrd; Verónica Alcocer; Xavier Vendrell; narcoavionetas, maletas, niñeras y polígrafos; Papás Pitufos; y muchos otros escándalos aún por estallar. Los entes de control y su burocracia ya están en el bolsillo. Los militares desmoralizados. Y para los románticos que creen en la supremacía de la alta magistratura, no conocen el juego de cintura de Benedetti.

Y a pesar del ingenuo optimismo de los empresarios y de los mercados que ya descuentan a Petro, yo sigo creyendo que este operador político, quien al mejor estilo de Don Corleone merecería el alias de El Padrino, es la verdadera amenaza con miras al proceso electoral que se nos avecina. Los candidatos de oposición van a participar en desigualdad de condiciones.

Él va a utilizar todo su poder de negociación -y la mermelada-, para obtener respaldo en las regiones, fortalecer a los candidatos afines a este gobierno, y decidir desde el Ministerio del Interior, si existen las condiciones de seguridad suficientes para convocar -o no- elecciones, y así buscar perpetuarse en el poder.

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