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Un contexto mundial convulsionado, una economía global en crisis, gobiernos en estado de emergencia, y una sociedad, que bajo medidas de aislamiento preventivo, clama por ayudas para sobrellevar las problemáticas sociales que se profundizan. ¿Cuál es el rol del sector empresarial en este contexto?
Desde el Global Reporting Initiative -GRI- siempre hemos sostenido que las empresas deben enfocarse en la sostenibilidad corporativa enmarcada en su quehacer para atender los riesgos e impactos que generan, y que la filantropía es accesoria y se refiere a un valor pero que no puede ser confundida con la sostenibilidad pues bajo esos lentes está destinada a fracasar.
En términos coloquiales, la discusión que queremos dar no es qué hacen las empresas con la plata que les sobra, sino cómo hacen las empresas la plata que se ganan.
En un contexto normal, la sostenibilidad empresarial es la manera en la que se logra realmente generar valor de largo plazo tanto para la empresa como para sus grupos de interés. Sin embargo, esta es una coyuntura especial e inesperada que requiere de soluciones innovadoras y proactivas, y en respuesta a esto lo que estamos evidenciando son nuevas maneras en las que el sector empresarial está asumiendo su rol de ciudadano corporativo y dando respuesta a la emergencia.
La sostenibilidad corporativa, la responsabilidad social empresarial y la filantropía empresarial están siendo utilizadas en conjunto para generar soluciones a las problemática socio-económicas globales que enfrentamos, y ejemplos ya hay muchos: industria de licores produciendo alcohol antiséptico para donar a hospitales, empresas de telefonía regalando megas a sus usuarios para que puedan hacer teletrabajo, marcas de lencería fabricando tapabocas con sus materias primas para distribuir gratuitamente, cadenas de restaurantes regalando su inventario de alimentos a quienes más lo necesitan, bibliotecas, medios de comunicación y motores de búsqueda que abren gratuitamente sus servicios a quienes quieran acceder a ellos, perfumerías de lujo produciendo gel antibacterial para donar, bancos dando facilidades de pago a sus clientes, empresas de domicilios ofreciendo su servicio de manera gratuita a mayores de 60 años para evitar que salgan de casa.
Las empresas identifican desde su quehacer cómo pueden aportar y han decidido donar sus servicios, productos, tiempo para aportar.
Ante esta situación no aplica la lógica de enfocarse en generar retornos de corto plazo. El objetivo es solo uno: unirnos para superar juntos esta emergencia, y para ello las empresas deben entender el contexto más amplio de sostenibilidad, ser empático con todos sus grupos de interés y asumir su rol como ciudadano corporativo. Esto contribuye construir capital social y generar una relación más cercana y de fidelidad con sus clientes y socios comerciales.
Esta situación pasará y solo saldrán fortalecidas las empresas que hayan entendido y asumido su rol con responsabilidad. Se trata de hacer lo correcto por las razones correctas. Por eso el llamado a aquellas empresas que no tienen cómo aportar directamente desde su quehacer es a que contribuyan dentro de sus posibilidades, por ejemplo, priorizando la protección y bienestar de sus trabajadores y colaboradores, donando recursos para fortalecer el sistema de salud, distribuyendo alimentos entre quienes lo necesiten, respaldando las medidas de prevención de contagio y sensibilizando a todos los grupos de interés de la importancia de unirnos para enfrentar esta situación de la mejor manera. Es momento de innovar en las respuestas, y las empresas están llamadas a liderar esa innovación que necesitamos.
Por supuesto como arquitectos del Estándar GRI para elaborar memorias de sostenibilidad, hacemos un llamado a medir esas contribuciones tanto en valor, como en resultados e impactos y a reportar de manera transparente cómo hemos enfocado la gestión en tiempos de crisis.