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Analistas 17/03/2024

Sobre constituyente y la oposición

Alfredo Sarmiento Narváez

Una asamblea nacional constituyente, democrática y edificante, no se logra con maromas populistas, ni con voluntarismos mesiánicos y caudillistas, ni como fórmula de evasión a crisis de gobernabilidad esculpidas ( o escupidas?) por las reconfirmadas incompetencias gubernamentales.

El realismo político hace inviable, en las circunstancias actuales, una convocatoria a una asamblea constituyente por las vías institucionales; quien la agita no tiene ni el capital político ni la legitimidad que exige una empresa de ese calado; no saldría avante su trámite en el Congreso.

La única forma de convocar a una constituyente sería por la vía de romper del actual ordenamiento jurídico colombiano; es decir, la propuesta de Petro, desde ya, es un pescado envenenado. Para pescados envenenados, mejor irse de rumba con ese tema musical cantado por ChocQui Town.

Petro está cañando, como lo afirmó Jorge Robledo en un mensaje suyo en la red social. Igualmente el ex magistrado José Gregorio Hernández puso piso jurídico y político a la posibilidad de una asamblea constituyente y después de describir la ruta institucional que exige esa figura ( ley, mayorías calificadas, revisión por parte de la Corte Constitucional), afirmó que se trata de “..un proceso largo y complejo. Si el gobierno no tiene las mayorías para sus proyectos, menos para este fin”.

Lo de una asamblea constituyente en Petro es si acaso un plan C, D, E; su plan A es sembrar caos, producir incertidumbre, engendrar perplejidad, desánimo y escepticismo y llevar hasta el inmovilismo claudicante a la sociedad; Petro quiere petrificados a sus aúlicos, por la vía de su activismo servil, y a sus críticos, por la vía de su pasividad y su desarticulación.

Quienes estamos en oposición al gobierno (yo por ejemplo comparto con Robledo la oposición al gobierno aunque militemos en diferentes partidos), no debemos caer en la trampa de Petro cuando propone, cada día de por medio, un nuevo tópico distractor, el último de los cuales es el de anunciar una Asamblea Nacional Constituyente.

Los “cañazos” de Petro, están exigiendo más energía de la necesaria para contrarrestar sus provocaciones, en perjuicio incluso, de lo que sí debería ser desde ya, el verdadero foco de la oposición: fraguar una alternativa inspiradora que logre restablecer la salud de la democracia colombiana, hoy, en cuidados intensivos.

Los diversos sectores de oposición, sin perjuicio de hacer la denuncia y el control político que sea necesario y adelantar procesos de juicio político a que haya lugar, en un acto de creatividad y responsabilidad con el país, harían bien en destinar tiempo valioso, más temprano que tarde, para ir construyendo ambientes de conversación, diálogo y confianza y rutas procedimentales, que permitan madurar una propuesta coherente, realista y viable, para que Colombia recupere su estabilidad democrática.

Sin bajar la guardia en aspectos de coyuntura, los diversos sectores de oposición deben ir pensando en anuncios, programas y tesis capaces de conmover la voluntad y emoción de la gran mayoría de hombres y mujeres, que honesta y pacíficamente, optan por Colombia, en sus discretas y dignas cotidianidades.

Creativos siempre, petrificados jamás.

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