MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
En las últimas tres décadas, Colombia ha avanzado en la consolidación de una política pública orientada a facilitar el acceso al crédito agropecuario, entendiendo que el financiamiento es un componente esencial para impulsar la transformación productiva del campo. Este proceso, cimentado a raíz de la creación del Sistema Nacional de Crédito Agropecuario, ha reconocido el papel de los pequeños productores en la seguridad alimentaria, impulsando la creación de instrumentos que permitan el cierre de brechas para el desarrollo rural. En este contexto, el crédito asociativo emerge como una alternativa que acelera la profundización de la inclusión financiera y potencia el desarrollo económico de los territorios.
En lo que va el Gobierno del presidente Gustavo Petro (agosto de 2022 y abril de 2025), Finagro ha desembolsado, a través de intermediarios financieros, 183 operaciones por $77.354 millones a esquemas asociativos. Aunque es una cifra baja, es mayor a lo alcanzado, por ejemplo, en el mismo periodo por la administración Duque, que registró solo 57 operaciones por $67.791 millones.
Estamos haciendo la tarea, pero podemos hacer más y por eso esta no es más que una invitación pública a Asobancaria y a sus agremiados, la banca pública y privada, para que apostemos de manera decidida por la Agricultura, el sector protagonista del crecimiento económico y para que impulsemos conjuntamente el financiamiento colectivo y el riesgo agropecuario. Quiero invitarlos a trabajar en equipo para que los pequeños productores accedan a economías de escala, se les facilite la comercialización de sus productos y puedan mejorar sus procesos con asistencia técnica.
Las alianzas entre productores bajo cooperativas, asociaciones o cadenas agro productivas también ofrecen ventajas tales como la reducción del riesgo crediticio y acceso a mayores montos en los préstamos.
Pero el modelo no sería posible sin una garantía que reduzca el riesgo. Por eso también, también invito a la banca pública y privada a impulsar el crédito asociativo haciendo uso de nuestro Fondo Agropecuario de Garantías, FAG, que en 2025 cumplió 40 años de creación y que este 2025 tendrá una reingeniería con nuevas líneas de garantías, mejoras operativas y nuevo software. El FAG es el único fondo que ofrece garantías hasta de 90% y que tiene un impacto real en los campesinos. La tasa de interés de los créditos respaldados por el FAG es 65% más barata que aquella lograda con otros fondos de garantías.
En Finagro creemos que una apuesta decidida por la asociatividad es posible. Esta es una oportunidad de oro para la banca. Soy una convencida de que el crédito colectivo no es solo una herramienta financiera: es el vehículo que permite articular esfuerzos, escalar capacidades y cerrar brechas de financiamiento. Impulsar y apoyar este modelo es el camino para garantizar que quienes históricamente han sido excluidos en el sistema financiero por fin puedan hacer parte.