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Analistas 08/03/2014

Un peso fuerte es expresión de una economía bien manejada

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities
La República Más
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No es que yo no lo entienda. Claramente, cuando un empresario vende un producto en Nueva York, recibe US$100, y al trasladarlo a pesos colombianos recibe COP$228.000 en vez de COP $185.000, pues el empresario se siente “mucho más rico”. Igual ese empresario se sentiría mucho más rico si por sus US$100 recibiera COP$350,000 o $400,000. La contraparte de esta sencillísima ecuación es que cuando el USD-COP vale $1.850, un computador importado de US$1.000 vale COP$1.850.000 en Colombia, y cuando el USD-COP vale $2.500, ese mismo computador vale COP$2.500.000. Mejor dicho, si el USD-COP vale $1.850, un obrero que se gane el mínimo tendría que no gastar su salario tres meses para comprarle un computador a su hijo, pero si el COP vale $2.500, éste mismo trabajador tendría que ahorrar todo su salario durante cuatro meses para comprarle el computador al hijo.

Haciendo un comparativo con la historia mundial, desde 1971 el yen japonés ha pasado de valer 357 por cada dólar a valer 103 por cada dólar. Mejor dicho, el yen japonés se ha apreciado 72% contra el USD desde 1971. En el caso del peso colombiano, la moneda ha pasado de valer $19 contra el USD en 1971 a valer $2.027 versus el dólar hoy en día. Mejor dicho, mientras el yen japonés se revaluó 72% contra el dólar, el peso colombiano perdió 99,06% de su valor en ese mismo periodo. 

O, mirando por otro lado la relación, el costo para los colombianos de comprar un dólar se ha incrementado 10,568% desde 1971, mientras que el costo para los japoneses de comprar un USD ha bajado exponencialmente. 

Entonces, la pregunta relevante para la elite de opinión en Colombia es, ¿cómo es posible que Japón haya pasado de ser un país paupérrimo en 1971 a ser un país rico hoy en día, si su moneda se apreció más de 70% desde la década de los 70’s? ¿Acaso la apreciación del tipo de cambio no implica “la muerte del sector productivo de Colombia”? ¿O, alternativamente, cómo es posible que Japón hoy exporte tantos carros, si su moneda se ha apreciado tanto en las últimas décadas? ¿Acaso la Mazda en Colombia no que dizque ya no puede competir porque el USD-COP está muy fuerte? 

La respuesta a la pregunta formulada arriba es muy sencilla. La depreciación del tipo de cambio NO puede ser parte de la política industrial de un país. Una política industrial lógica se tiene que basar en buscar mejoras sostenidas en la competitividad del país. Por ejemplo, para la industria de los alrededores de Bogotá sería mucho más productivo poder mandar sus camiones por la Autopista Longitudinal de Occidente en vez de tener que “rezar” para que el USD-COP se deprecie. Vuelvo e insisto. ¿Por qué razón es que el lobby industrial no le exige a Gustavo Petro todos los días que construya la ALO? 

En el caso del clúster industrial del Valle del Cauca, ¿por qué no en vez de pedir más devaluación nos dedicamos a exigirle a la rama judicial que de una vez por todas saque del camino la licencia previa que tiene paralizada la doble calzada a Buenaventura? Es cierto que el sector público es un pésimo gestor, pero la incapacidad del sector privado de Colombia para ponerse de acuerdo y forzar los cambios necesarios para lograr que el país crezca más rápido también es preocupante. 

La industria de Colombia no puede vivir atada al valor del peso colombiano versus el dólar. Como lo demuestran Japón, China, o Singapur, las devaluaciones competitivas NO ayudan a mejorar la productividad total de los factores. La fijación de la élite económica de Colombia con el tipo de cambio, genera, entre otras cosas, desprecio generalizado a los tratados de libre comercio, y le quita la presión al gobierno para avanzar en la mejora de las instituciones del país. Una moneda fuerte es el mejor barómetro que existe de una economía bien manejada. El que no crea que lo que digo es cierto, que revise cómo van las monedas de Argentina y Venezuela.

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