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Analistas 06/05/2024

¿Qué piensan los demócratas?

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities

El jueves iba de Manhattan a La Guardia en un Uber. En medio del tráfico demencial que caracteriza esa ruta conversaba con el chofer, un señor de unos 40 años con claro acento de Long Island City. Le pregunté que cómo sentía que estaba la ciudad. “Terrible, estos políticos están permitiendo que todo se vaya para el diablo”. Le pregunté por las protestas estudiantiles en Columbia y en NYU, y la repuesta fue igual de desesperada. Por último, le pregunté que por quién iba a votar: “For Trump, of course”.

NYC es territorio demócrata. Es una ciudad por naturaleza progresista, por lo tanto, es raro encontrarse con gente que le confiese a uno que piensa votar por el candidato de la derecha. Pero la realidad es que pareciera que el péndulo se está devolviendo duro porque la gente está muy aburrida del “wokeism” (progresismo extremo). Además, el Partido Demócrata se está equivocando al insistir que Biden sea el candidato del partido. Y la gran mayoría de los votantes demócratas, más de 70% para ser exactos, piensa igual. Biden se ve muy viejo mientras que Trump, que también es viejo, parece un toro a pesar de su edad.

Percibo que una gran mayoría de votantes de centro están cansados con que el partido le de tanta importancia a lo que piensa el ala radical del Partido Demócrata. La gente está aburrida de que ahora para que a uno no lo “cancelen” tiene que estar de acuerdo con que hombres biológicos compitan con las hijas de uno en los 100 metros y en voleibol porque el hombre biológico se considera mujer. Eso es injusto porque los hombres somos más fuertes y más rápidos que las mujeres porque la naturaleza decidió que así fuese. Punto. La gente está cansada del hecho que una juez de la Corte Suprema de Justicia se niegue a caracterizar a una mujer como alguien que puede tener hijos para evitar que la comunidad trans se sienta ofendida. La mayoría de la gente en este mundo es empática, pero la gente está desesperada con que ahora uno no pueda decir mujer sino “individuo que produce embriones” para evitar que alguien en este mundo se sienta ofendido.

También creo que el norteamericano del común está desesperado con el exceso de inmigración ilegal. Hoy en día, el icónico Hotel Roosevelt de NYC, en la 46 con 5ta avenida, es un refugio para inmigrantes ilegales. Soy un fiel defensor de la inmigración, pero cuando la cosa es descontrolada pagan justos por pecadores. Solo toca recodar el evento de los criminales venezolanos que estaban aterrorizando a la gente en Times Square. Lo mismo con el discurso “woke” de que Estados Unidos es una nación racista, y que, por lo tanto, es válido cambiar la bandera de EE.UU. que adorna el campus de la Universidad de Columbia por una bandera de Palestina, donde las autoridades ejecutan a los homosexuales. La “líder” estudiantil que organizó las revueltas pro-Palestina en la Universidad de Columbia defendía hace unos días la idea de que vandalizar la universidad era una forma de protesta válida y además se atrevió a exigir que la universidad alimentara a los vándalos. Esa niña está escribiendo su tesis de doctorado en este tema: “Mi objetivo es escribir una prehistoria de la ruptura metabólica, término que utilizó Marx para referirse a la alteración de los circuitos energéticos causada por la industrialización bajo el capitalismo. Estoy particularmente interesado en las teorías de la imaginación y la poesía interpretadas a través de una lente marxista para actualizar y proponer una alternativa a las críticas ideológicas historicistas de la imaginación romántica”. Si, es en serio...

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