¡Gracias, Uribe!

Mi compañero de batallas varias Andrés Otero me la cantó hace varios años: “Betico, hermano, estos HPs van a meter a Uribe a la cárcel, y tienen completamente organizada la vuelta”. Siempre he pecado de optimista, y asumo que por eso traté de bloquear esa realidad. Pero Andrés no se equivocó y estos bárbaros avanzaron ese exabrupto. La condena en primera instancia en contra de Álvaro Uribe Vélez va a pasar a la historia como la chambonada judicial más abusiva jamás vista, y la payasa esa a la que le dicen “juez” pasará a la historia como una de las peores vergüenzas que ha producido el poder judicial de Colombia en su historia.

Acá solo toca hacer un comentario para destrozar del todo el argumento de la Fiscalía y de la doña esa a la que le dicen “juez”. Las autoridades chuzaron el teléfono del presidente Uribe sin orden judicial, interceptaron cientos de horas de conversaciones, e igual no lograron presentar una sola evidencia de que Uribe hubiera hecho algo indebido. Pero solo por el hecho de que las interceptaciones se hicieron sin orden judicial ya ese caso hubiera sido descalificado en cualquier lugar normal del mundo. Pero como dice mi amigo Andrés, este no fue un proceso judicial, sino uno político, con el clarísimo objetivo de afectar el buen nombre y el poder político del presidente Uribe.

Las dos preguntas del millón ahora es si las cortes que manejarán las segundas instancias juzgarán en derecho, y, dos, desde el punto de vista político, si todo esto le ayudará al petrismo o al uribismo. Mi apuesta, obviamente, es que este montaje es tan grotesco que mucha gente entenderá que la izquierda radical es un peligro para la democracia. Veremos. Pero en este momento considero que es muy importante recordarles a los colombianos cuál es el legado del presidente Uribe.

El presidente Uribe muy amablemente aceptó escribir el prólogo del libro que estoy por publicar en un mes, un libro que contiene un compendio de columnas que he escrito en este diario en los últimos 25 años. Una de esas columnas se llama “¡Gracias, Uribe!”. La escribí el 27 de julio de 2010, y el objetivo de esa columna era cerrarle la boca a los mamertos que se atrevieron a cuestionar los logros de los ocho años de Uribe. Como esa necesidad sigue siendo prevalente, acá les presento nuevamente los números:

“Los logros económicos de la era Uribe: (1) La cantidad de empleados en Colombia pasó de 15 a 18,5 millones, un incremento de 23%, comparado con un incremento de la población de 16% en ese mismo periodo; (2) La tasa de inversión nacional pasó de 13,1% en 2001 a 25,8% en este momento, y la inversión extranjera pasó de 1% del PIB a 4,5% del PIB; (3) El crecimiento potencial de la economía pasó de 2% en 2001 a 5% en este momento, lo que implica que Colombia hoy en día dobla el tamaño de su economía cada 14 y no cada 34 años; (4) Se pasó de 50 kilómetros en doble calzada en 2002 a 1.000 kilómetros ahora; (5) La cobertura básica en educación pasó de 57% en 2002 al 100% hoy; (6) La cobertura en salud pasó de 23 millones en 2002 a 43 millones en 2010; (7) Bajó la metodología de la Cepal, la pobreza baja de 44% en 2002 a 30% en 2009; (8) Según Naciones Unidas, Colombia, Perú y China son los países que más avanzaron su Human Development Index en 2009; (9) Colombia pasó de estar en la cola del mundo en facilidad de hacer negocios a estar en el puesto 37 entre 183 países en la medición de 2010, por encima de Chile (puesto 49). Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial, dijo recientemente que “Colombia es el caso de transformación más increíble de la historia mundial”. Como dice la publicidad bancaria, “todo puede ser mejor...”. Pero por el amor de Dios, seamos justos en la crítica. Gracias, presidente Uribe. Que mi Dios le pague su dedicación y patriotismo”.

Abrazo grande, presidente Uribe, ¡la Colombia decente está con usted! #UribeEsInocente