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Analistas 29/03/2022

Un “yo sostenido”

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez

Un yo sostenido equivale a un planeta sostenido. Hagamos cuentas y pensemos que si cada ser humano se hace cargo de su mente, cuerpo y espíritu el resultado será una persona feliz y más consciente del entorno que le rodea y por tanto, de su responsabilidad con el mismo.

Como dice Walter Riso: “enamórate de ti, sé valiente, comienza el romance contigo mismo en un “yo sostenido” que te haga cada día más feliz”. Y de eso se trata realmente todo este tema de la sostenibilidad, de empezar por sostenernos a nosotros mismos en todas nuestras dimensiones y luego poder apropiarnos del sostenimiento del planeta. Es un tema tan simple y sencillo como lo queramos ver, pues al fin de cuentas todo depende de cuán interesados estamos en entender de qué se trata la sostenibilidad. Sé que hasta ahora los mensajes para generar consciencia por parte del gobierno y las organizaciones han sido más apoteósicos que educativos y mucho más ambientalistas y animalistas que sociales y económicos. Por eso tanta gente está confundida con el tema, tantas compañías que no saben cómo incorporar prácticas sostenibles a su cadena de valor y tantos gobiernos haciéndose los de la vista gorda con regulaciones fuera de foco.

La experiencia en el campo de la sostenibilidad me ha llevado a entender que este es un tema que debe ir de menos a más, desde el punto de vista del individuo como consumidor. Esto es algo que el gobierno y sus entidades, las organizaciones y sus gerentes de mercadeo deben entender y acompañar a la hora de lanzar campañas de sostenibilidad. Tres actores involucrados en el tema (consumidor, empresario y gobierno) en el tema que deben estar alineados en la manera de comunicar la sostenibilidad y entender que todo este rollo arranca en la cabeza de un ser humano que hoy en día está en la búsqueda de mejorar la calidad de sus pensamientos y trabajarle a su “yo” de una manera sostenida.

No podemos pretender y sostener un planeta enorme si no habitamos nuestra mente y gobernamos nuestras emociones. Por ello es que hoy mejor acudo a un tema y a un autor que quizás nadie relacionaría con la sostenibilidad como Walter Riso, pero es que estoy convencida de que una persona que se ama a sí misma, es una persona feliz y a su vez una persona feliz, que tiene todo el control emocional y consciente para hacerse cargo de trabajar por el cuidado del medio ambiente, aportar al tejido social y por supuesto a una economía sostenible.

No logro imaginar a una persona consciente y feliz, enamorada de sí misma y que día a día busca llevar un estilo de vida mejor, arrojando basuras a la playa, consumiendo botellas plásticas de un solo uso sin medida, apoyando la moda rápida, consumiendo marcas que desafían la igualdad de género y las condiciones laborales de mujeres y niños, haciendo uso irracional del agua, la energía, el papel, las tintas, el transporte y sin calcular la mayor parte de la huella de carbono que produce su estilo de vida. Una persona de estas difícilmente explotará un empleado y se desentenderá de poner el foco de lo que haga en garantizar la sostenibilidad de comunidades o personas en situación de vulnerabilidad. Una persona feliz y sana mentalmente siempre buscará el equilibrio entre los tres ejes de la economía circular: lo social, lo ambiental y lo económico. De ahí la importancia de arrancar de menos a más para que el planeta no nos valla a quedar grande: habitar nuestra mente con mejores pensamientos.

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