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En un país donde la urgencia suele aplastar lo esencial, la Fundación Juguemos en el Bosque decidió hacer algo radical: poner el juego por encima de todo. Antes que la educación, antes que la salud, antes que la alimentación, está el derecho de un niño a jugar. Jugar para sentir seguridad, para descubrir, para imaginar un futuro distinto al que la vida les ha mostrado.
Porque un niño que juega no solo ríe: sana, aprende y confía.
La fundación lo explica con una metáfora hermosa: ellos son “el tío rico” de niños que nunca han podido ser niños. Ese tío que los lleva a conocer el mar por primera vez, que les regala la emoción de subirse a un avión, que organiza una fiesta de 15 años con vestido, cena elegante y fotos que quedarán para siempre. Ese tío que abre ventanas a mundos que ellos jamás imaginaron que podían pertenecerles.
Y aunque parezcan gestos pequeños, para estos niños son transformaciones profundas. Cuando un niño experimenta alegría, novedad y reconocimiento, se expande por dentro. Descubre que hay algo más allá de la violencia, del hambre o del miedo. Descubre que merece cosas buenas. Y cuando un niño cree que merece cosas buenas, la vida le cambia el eje.
Pero nada de esto ocurre solo. Detrás de cada risa hay alguien sosteniendo. Detrás de cada sueño nuevo hay alguien diciendo: yo te acompaño.
Por eso hoy, con la Navidad tocando la puerta, la fundación necesita padrinos comprometidos. No padrinos esporádicos, sino personas y empresas dispuestas a convertirse en ese “tío rico” que abre caminos, que regala experiencias, que siembra recuerdos que se vuelven raíces.
La Navidad es la excusa perfecta. Es la época en la que todos recordamos que una vida puede cambiar con un gesto, una historia, una oportunidad. Y, a veces, lo que más falta no es el dinero: es la decisión de involucrarse.
Ser padrino de Juguemos en el Bosque no es donar: es jugar. Jugar a cambiar destinos. Jugar a mostrarles a estos niños un mundo donde sí hay espacio para ellos. Jugar a que la magia no sea un privilegio, sino un derecho.
Si quieren unirse, esta es la temporada ideal. Porque donde hay un niño jugando, hay futuro. Y esta Navidad, ese futuro puede empezar gracias a ti.
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