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Uber vs. Taxis: ¿un problema de estrategia empresarial?

lunes, 4 de abril de 2016
La República Más
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Jorge Iván Gómez

En consecuencia, ¿qué ha pasado con la industria de los taxis? En primer lugar, algunos proveedores del servicio, en este caso los conductores, no han logrado una profesionalización del servicio. La capacitación es baja en cuanto a las competencias propias de la actividad como las normas de tránsito, la cultura ciudadana y el respeto por el pasajero. En segundo lugar, los clientes han perdido la confianza en el servicio por las molestias del pago en efectivo y la incertidumbre frente a la inseguridad y la exactitud de los taxímetros. En tercer lugar, este ha sido un negocio muy atomizado y con muy bajas barreras de entrada, lo cual permite que cualquier inversionista pequeño pueda entrar al negocio y aumentar la competencia. Esto, a su vez, disminuye ostensiblemente la rentabilidad de la industria.

Lo anterior confirma que esta puede ser una industria en decadencia debido, primordialmente, a la resistencia al cambio y a buscar la respuesta en las medidas de fuerza como los paros, la violencia y el chantaje a los gobiernos. 

Por el contrario, Uber ha logrado dar una respuesta a partir de su modelo de negocio basado en cada uno de los problemas de la industria de los taxis. Por ejemplo, el usuario de Uber se encuentra con un conductor mejor formado en competencias propias de su oficio como la amabilidad, el servicio, el respeto por el usuario y las normas de tránsito. De otro lado, el pago con medios electrónicos facilita la certidumbre frente a la tarifa y comodidad en la transacción. El éxito del modelo Uber es lograr la diferenciación del servicio, lo cual le ha permitido aumentar la disposición a pagar por parte de los clientes gracias a la disponibilidad del servicio. En consecuencia, un nuevo jugador con una clara propuesta de valor ha logrado satisfacer la necesidad de unos clientes insatisfechos por el servicio de los taxis. 

Visto lo anterior, descubrimos que el problema es la falta de respuesta competitiva de la antigua industria frente a nuevos competidores. Desafortunadamente, el camino de los taxis ha sido la búsqueda de la protección gubernamental, el uso de herramientas como el lobby político y el cierre de vías, lo cual ha conducido a un mayor deterioro de la imagen y reputación empresarial de esta industria. 

Surge la pregunta: ¿si el servicio de taxis fuera de calidad, seguro, confiable y profesionalizado, Uber tendría tantos adeptos? La respuesta es no. Este hecho nos indica que los directivos y las empresarios del transporte tienen al frente grandes retos en su estrategia empresarial. Deben (por ejemplo) profesionalizar el servicio, crear categorías más diferenciadas, incorporar tecnologías y, sobre todo, adaptarse a las nuevas condiciones del entorno.

Las diferencias entre Uber y los taxis nos enseñan que detrás de esta lucha hay unas grandes enseñanzas en el campo de la estrategia competitiva. La principal consiste en entender que la disrupciones tecnológicas conllevan necesariamente al rediseño de nuestros modelos de negocios. El problema es que no somos capaces de ver el panorama competitivo y nos quedamos luchando contra las fuerzas del cambio. Ojalá este ejemplo nos sirva para mejorar el servicio en nuestras organizaciones y, sobre todo, para repensar nuestra estrategia empresarial. 

El camino más equivocado, más sencillo, pero, a la vez, menos productivo será la oposición, el cierre de vías y la resistencia al cambio de una industria que requiere renovarse. 

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