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Hace 40 años, Bill Gates y su amigo de la infancia Paul Allen apostaron a que el software y las computadoras personales podrían cambiar la forma en que la gente trabajaba. Algunas personas pensaron que estaban locos. Pero la apuesta salió bien.
Y hace 15 años Bill y Melinda Gates apostaron a que su fundación (Bill and Melinda Gates Foundation)ayudaría a innovar el trabajo en salud y educación para reducir drásticamente la desigualdad. “El progreso que hemos visto hasta ahora es muy emocionante, tan emocionante que vamos a doblar hacia abajo en la apuesta que hicimos hace 15 años, y recogiendo los objetivos ambiciosos de lo que es posible dentro de 15 más”, señalan los filántropos en su carta anual, en la que fijan cuatro tendencias en las que trabajarán para 2030.
La reducción de la mortalidad infantil en 50%, la capacidad de África de alimentar a su población, la transformación de la vida de los más pobres a través de la banca móvil y el “florecimiento” de la educación mediante las redes de alta velocidad y de smartphones son las cuatro tendencias que los Gates definen. Estas ayudarán a que las personas que viven en países pobres mejoren sus vidas en los próximos 15 años de una forma más rápida que en cualquier otra época de la historia.
En el primer punto, los filántropos señalan que en 1990, uno de cada 10 niños en el mundo murieron antes de los cinco años, mientras que hoy es uno de 20. En 2030, será uno de cada 40. ¿La razón? “Casi todos los países incluirán las vacunas para la diarrea y la neumonía, dos de los mayores asesinos de niños”.
En el segundo punto los Gates destacan que África debe depender de las importaciones para alimentar a su pueblo, a pesar de que siete de cada 10 personas en el África subsahariana son agricultores. “Parte del problema es que los agricultores africanos reciben sólo una fracción de los rendimientos que los agricultores estadounidenses reciben”.
En los últimos puntos, los Gates dicen que los bancos tradicionales no pueden permitirse el lujo de servir a los pobres debido a sus costos. Lo mismo sucede con la educación. Por ello, “necesitamos avances en la tecnología y tenemos que entregarlos a las personas que más los necesitan”.
El último factor para el cambio
Además de las tendencias que los Gates mencionan en su carta, los filántropos señalan que hay un último factor que ayudará a que se den las transformaciones: la gente que se preocupa por ayudar a las personas en los lugares más pobres. “Tenemos el objetivo de reclutar a millones de defensores para instar a los líderes mundiales a ser ambiciosos cuando se reúnan en septiembre para adoptar un nuevo conjunto de objetivos que guiarán los esfuerzos para hacer frente a la enfermedad, la pobreza y el cambio climático durante los próximos 15 años”.
La opinión
Diego Molano
Ministro de las TIC
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