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Las empresas modernas, tanto en países altamente industrializados como en los países en desarrollo, están enfrentando inevitablemente cambios frecuentes que repercuten en su orientación y en la gestión que desarrollan al realizar sus negocios.
En el tema del cambio organizacional se han determinado tres factores fundamentales: competitividad, globalización y avances tecnológicos.
El cambio ya es una constante organizacional y los directivos en ocasiones lo deben enfrentar de manera inmediata sin haber podido analizar y desarrollar las estrategias adecuadas para resolverlo sin generar reacciones un tanto traumáticas para el buen desarrollo de los proceso organizacionales que se vienen realizando.
Los seres humanos por naturaleza somos resistentes al cambio, las personas tendemos a buscar estabilidad y a recurrir a aquello que ya conocemos. Son estas algunas de las razones por las que en las empresas se presenta resistencia al cambio. Sin embargo, hay que enfrentarlos y así mismo las crisis, ya que generalmente se trata de oportunidades que si se reconocen pueden al final lograr resultados positivos.
Lo primero que se debe planear cuando se va a realizar un cambio, es establecer sus objetivos, de forma tal que se aclaren los conceptos, las habilidades y los procesos que se van a involucrar.
Se debe establecer una estrategia de comunicación directa con los miembros de la empresa donde se contemple: el por qué y para qué del cambio organizacional; las personas involucradas en el cambio; los responsables de liderar el proceso; la capacitación y herramientas necesarias; los beneficios que se proyectan alcanzar; la socialización de los resultados que se obtengan en cada proceso; la divulgación de los resultados finales; el reconocimiento de las personas que influyeron en el alcance de los objetivos.
Los expertos en el tema de cambio y crisis organizacional, afirman que es indispensable tener en cuenta la comprensión del porqué del cambio, reconocer la resistencia al cambio e incorporar las herramientas y habilidades necesarias para lograr una exitosa gestión del cambio.
Así mismo, es importante resaltar que cuando se trata de empresas en las que predomina una actitud de flexibilidad y de adaptabilidad, la administración del cambio se desarrolla de manera ventajosa y aceptada ya que se comprenden los resultados que se pueden obtener y existen principios culturales que son parte del comportamiento organizacional.
La alta gerencia ha venido centrando su atención en la administración y gestión del cambio ya que se trata de adoptar aspectos fundamentales en el transcurrir de la empresa que la vuelven más eficaz y eficiente a la vez que permiten la consecución de resultados exitosos.
En términos generales, la gestión del cambio será provechosa en la medida en que se pueda planear con anticipación y en donde se comprenda desde el interior de la organización la necesidad de sus beneficios.
Aparecen en las organizaciones dos tipos de cambios, algunos que ocurren como una contingencia que inevitablemente se debe enfrentar y que suele surgir con cierta frecuencia en las empresas y otros cambios que son planeados por los directivos de la organización con el fin de mejorar procesos, equipos de trabajo, funciones, e inclusive reingenierías estructurales que se consideran indispensables en un momento dado del desarrollo de la entidad.
De todas formas los cambios producen repercusiones significativas en las organizaciones de hoy ya que las fusiones, adquisiciones y franquicias son negocios que se plantean día a día y que desestabilizan a los miembros de la organización en los aspectos que generalmente aparecían como continuidad estable y segura.
El reto del cambio, sin embargo, debe enfrentarse de manera transversal implicando a todos los funcionarios que deben conocer su situación previa, su proceso y sus resultados, ya que las presiones del cambio vendrán a modificar comportamientos y culturas organizacionales.
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