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El uso compulsivo de las pantallas tiene repercusiones en la capacidad de concentración.
El “bucle sin fin” es un fenómeno en el que se revisa el teléfono sin una razón clara que, sin darse cuenta, se extiende por horas
¿Se ha detenido alguna vez a pensar cuánto tiempo pasa al día con su teléfono? Si hoy abriera el panel de “Tiempo de Uso” en su dispositivo, ¿le sorprendería la cifra que aparece? La mayoría de nosotros no somos conscientes de cuánto tiempo dedicamos al celular, y allí, la línea entre el uso habitual y la adicción se difumina con facilidad. De acuerdo con estudios, el promedio de tiempo que las personas pasan frente a la pantalla de su celular supera las tres horas al día, y para los más jóvenes, la cifra puede llegar hasta las seis horas diarias.
El fenómeno del “bucle sin fin” es una experiencia común que afecta a millones de personas. Se refiere a la necesidad constante de revisar el celular, aunque no tengamos una razón clara para hacerlo. Es un ciclo que comienza con una consulta rápida, ya sea para revisar una notificación o ver la hora, pero que fácilmente se extiende durante media hora, una hora o incluso más, sin que seamos conscientes de ello.
Este tipo de comportamiento es habitual: un deseo de hacer una consulta breve, pero que se convierte en un maratón digital. Este “bucle” se activa gracias al diseño adictivo de las app, pensadas para captar la atención y hacernos volver una y otra vez.
Este patrón se ha convertido en una preocupación, especialmente cuando se considera su relación con los problemas de salud mental. Sonia Esperanza Forero Salcedo, psicóloga clínica de Psicología al Servicio Familiar, Psefar, señaló que “la dependencia al celular o la excesiva necesidad de este ejerce un gran impacto en la salud mental”. Salcedo explicó que el uso desmedido de la tecnología genera un malestar emocional que desencadena síntomas como ansiedad, trastornos del sueño, nerviosismo, irritabilidad, falta de control de impulsos y, en casos extremos, depresión.
De manera similar, Jessica Rodríguez Londoño, psicóloga especialista en neuropsicología infantil, destacó que la línea entre el uso normal del celular y la adicción es muy delgada. “En este momento, la globalización, la cultura y la rutina han hecho que el teléfono se convierta en un acercamiento cotidiano”, indicó Rodríguez.
Sin embargo, advirtió que el verdadero problema surge cuando el celular comienza a “sacar” a las personas de sus relaciones reales, convirtiéndose en una forma de evasión. “El teléfono te saca de la relación con tus padres, de la relación con tu pareja, de la relación con tus hijos”, explicó, señalando que, cuando el dispositivo interrumpe la interacción con el mundo real, es momento de hacer una pausa.
Rodrigo Córdoba, profesor en la Universidad del Rosario y miembro del board de la Asociación Mundial de Psiquiatría, afirmó que “el uso del celular y de las nuevas tecnologías adquieren los criterios de un trastorno adictivo”. Según Córdoba, los síntomas de la adicción al smartphone incluyen “síntomas ansiosos, síntomas afectivos de tono depresivo, impulsividad y dificultades en el funcionamiento cotidiano, como el académico, el social y el laboral”. La adicción al celular, como el abuso de sustancias, genera una dependencia que afecta la vida diaria.
Según un estudio realizado a principios de 2023, las personas que pasaban más horas en TikTok sobrestimaban la cantidad de tiempo que realmente habían dedicado a la plataforma. Este “síndrome del bucle sin fin”, también está relacionado con el fenómeno del Fomo (miedo a perderse algo), es una constante sensación de urgencia por estar conectados. “La sensación de estar perdiéndose algo es un disparador de la ansiedad”, comentó Daniela Martínez Padrón, psicóloga clínica, “la exposición constante a estímulos genera estrés y esa urgencia de estar conectados, lo que aumenta la ansiedad”.
El uso compulsivo de las pantallas también tiene repercusiones en la capacidad de concentración. Según Claudia Marcela Barreto Ortiz, psicóloga especialista en psicología clínica y desarrollo infantil, “la constante interrupción de las notificaciones en el celular impide que las personas se concentren en tareas que requieren de una atención prolongada”.
La adicción al celular no solo es un fenómeno global que afecta a los adultos, sino que también tiene un impacto profundo en la salud mental de los niños y adolescentes. Marieth Lozano Sánchez, representante del Campo Psicología de la Salud del Colegio Colombiano de Psicólogos, apuntó que el uso excesivo del celular en niños pequeños puede tener efectos devastadores en su desarrollo cognitivo y emocional. "El contenido de las pantallas puede hacer que los niños se desconecten de la realidad, y su capacidad para gestionar las emociones se ve comprometida", alertó Sánchez.
La respuesta no es sencilla, pero muchos expertos coinciden en que el primer paso para salir de la adicción es la conciencia y la autorregulación. Establecer límites, ser consciente del tiempo dedicado al celular y promover actividades que promuevan la conexión con el mundo real son fundamentales. “El uso del celular debe ser funcional”, puntualizó Claudia Marcela Barreto Ortiz, psicóloga especialista en psicología clínica y desarrollo infantil, “debe tener una intención específica, no debe interferir en la vida diaria ni generar ansiedad”.
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