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ALTA GERENCIA

El impacto de la en su cultura organizacional

lunes, 9 de mayo de 2016
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Alexander Hernández

En general el empleado es un elemento pasivo en la comunicación en la que “yo, gran empresa, informo/ordeno algo”, lo que denota que muchas compañías no han entendido que estas prácticas son obsoletas y que no permiten bidireccionalidad en cuanto a lo que las personas entienden, perciben y sienten.

La comunicación es elaborar mecanismos para que los empleados se relacionen con la empresa. Cuando hablamos de relación trascendemos a escenarios donde no sólo piensan algo de la empresa sino que también sienten algo por ella en un nivel emocional y, como consecuencia, tienen respuestas tangibles y actitudes favorables y genuinas, lo que al final termina siendo reflejo de la propia cultura de la compañía.

Entre los aspectos más importantes de la comunicación está la coherencia, es decir, que lo que la empresa dice, ofrece y promete es efectivamente lo que hace. 

Hay casos en los que se predican y comunican valores como “somos una familia” o “nos importa los trabajadores” pero en la práctica se ve al gerente o a jefe maltratándolos. La gente no es tonta y rápidamente se da cuenta que lo que le comunican está sólo en el papel, lo cual tiene efectos devastadores en su nivel de engagement o compromiso.

Es importante considerar en cualquier estrategia de comunicación interna componentes como los flujos de información, es decir, que existan mecanismos para que la información pase de niveles altos hasta la base y, más importante aún, que fluyan hacia arriba de igual manera. 

Tan importante como el flujo son el tono y manera en los que se trasmiten los mensajes. Hay que recordar que, ante todo, la comunicación se da entre seres humanos con sentimientos, emociones y necesidades. Es allí donde la empatía cobra relevancia en el proceso.

Otro aspecto vital es el mensaje, es decir, que lo que se comunica sea relevante y atractivo para quien lo recibe. La forma y el fondo son igual de importantes, así como los medios o canales a través de los cuales se trasmiten. Por ejemplo, una cartelera con afiches o edictos no es atractiva ni relevante para un empleado joven que creció en el mundo digital.

Por lo anterior, uno de los aspectos en el que la mayoría de empresas se equivoca es en creer que todos sus empleados son iguales en términos de comunicación. No. Es diferente hablarle a mujeres que a hombres. Es diferente hablar con los vendedores de una empresa, que todo el día están en la calle, a hablar con una persona que trabaja en un cargo administrativo.

También hay diferencias de edad al interior de la organización que hoy en día están cobrando más relevancia en el entendimiento de la naturaleza del comportamiento, aspiraciones y motivaciones de cada grupo generacional. 

¿Hablaría igual a personas mayores de 50 años que a un chico de 19 años que recién tiene su primera experiencia laboral y ve el mundo con una perspectiva diametralmente opuesta a la de sus colegas mayores?

Parte de los reprocesos en su empresa se dan por la ausencia de una estrategia integral de comunicación interna, la cual sin duda consolida la cultura organizacional con personas motivadas, alineadas y con un alto nivel de compromiso y sentido de pertenencia.
 

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