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El motivo aparente consiste en que después de ganar, los jugadores tendieron a hacer apuestas más seguras, creyendo (falsamente) que “les tocaba” perder; los perdedores creyeron que les tocaba ganar e hicieron apuestas más arriesgadas. El efecto fue crear buena suerte para los ya suertudos y mala suerte para los desafortunados.
Fuente: Asociación Psicológica Británica.
El paso de una cultura jerárquica a una horizontal requiere redefinir el liderazgo, mientras afloran los beneficios de la colaboración
Instituciones como los Andes, la Javeriana y el Rosario ofrecen MBA; uno de los más costosos del país tiene un costo de $150 millones