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ANALISTAS

Mejores condiciones para la relación entre China y México

miércoles, 19 de junio de 2013
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Durante las últimas semanas se ha notado con particular interés que dos Estados no tan cercanos por su tradición política, social y económica, vienen desarrollando encuentros y conversaciones conducentes a una mejor relación entre ellos. Se trata del diálogo entre los representantes de la nación china y la mexicana. China y México han desplegado una agenda mutua de interés sustentada en la posibilidad de convertir su relación en una de carácter asociativo, estratégico e integral.

 
Los inicios de su diálogo bilateral datan del 14 de febrero de 1972. Precisamente este año, se cumplen 40 del inicio de sus relaciones diplomáticas. Sin embargo, las tensiones han estado a la orden del día. Sólo recuérdese, por ejemplo, el episodio en el que el presidente Felipe Calderón recibió al Dalai Lama en Los Pinos.
 
Particularmente, un par de años atrás Romer Cornejo y Abraham Navarro escribieron para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que China no tenía un real interés estratégico en la región latinoamericana para hacerla su prioridad, hoy se está visualizando que contrario a ello sí existe el deseo de aprovechar los recursos de la región. Actualmente, México es el segundo socio comercial de China en América Latina, sólo superado por Brasil que presenta un intercambio con los asiáticos superior a los U$85.400 millones, según informaciones de Latinvex (con datos del Fondo Monetario Internacional -FMI-), y la tendencia es creciente. El volumen de comercio entre México y China está por el orden de los U$28.000 millones.
 
Con los mismos datos del FMI, es claro que el recuento global entre China y la región resulta impresionante en materia de déficit. El balance entre las cifras de las ventas y lo que se compra de ese mercado es cada vez más dispar. Para 2011, esta cifra regional se situaba en U$150 millones, pero para 2012 quedó establecida en U$6.588 millones; y hoy sigue creciendo. México, una de las economías que ha visto cómo se incrementa su déficit con los asiáticos, trabaja para generar nuevas dinámicas comerciales que le permitan su reducción.
 
Para ello, el singular encuentro entre los presidentes Peña Nieto y Xi Jinping, realizado en territorio Maya (Chichén Itzá), bajo los augurios y rituales inspiradores de la serpiente como signo “zodiacal” del presidente Jinping, ha abierto el camino para que el mercado mexicano esté deseoso de ingresar de manera profunda al, para nada despreciable, conglomerado societal chino. Una vez recibido el aval para llevar a territorio asiático la carne de cerdo, sus derivados y el tequila, la secretaria de economía mexicana ha planteado diversos estudios de factibilidad para llegar allí con más de su producción.
 
México también espera vender a China carne de bovino y productos avícolas, lácteos, mangos, nueces, limón, azúcar, productos del mar y todo cuanto produce por fuera del sector minero-energético. Su reto gira en torno a la superación de los temores que tradicionalmente trae consigo el diálogo con los chinos. Pero también, a saber jugar con su papel en Nafta, que es el acuerdo que mayor presión le genera cada vez que habla de comercio con el Pacífico. Sin embargo, el comercio es sólo un simple capítulo de lo que China puede ofrecer a México. Hay mucho más detrás de ese componente económico inicial.
 

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