Alcances del programa social

Gran variedad de programas sociales son diseñados con objetivos específicos, pero es inevitable que la introducción de estos programas genere cambios en comportamiento de sus beneficiarios, de las instituciones oferentes, de los políticos, entre otros actores.

El caso del programa Familias en Acción no es la excepción. Este programa ha sido evaluado de forma extensiva a lo largo de sus 12 años de existencia, encontrando impactos tanto directos como indirectos.  

En la actualidad Familias en Acción cubre aproximadamente a 2.5 millones de familias económicamente vulnerable.  Estas familias reciben subsidios de nutrición, para  niños entre 0 y 7 años, y de educación, para niños entre 7 y 18 años. La condicionalidad para recibir la transferencia de nutrición es la asistencia a citas médicas de desarrollo y crecimiento. Por su parte, para recibir la transferencia de educación los niños deben  asistir  al 80 por ciento de las clases. 

Varios estudios encuentran resultados positivos del programa sobre la asistencia escolar, incrementos en la tasa de graduación, e incluso, aumentos en la entrada a la educación superior. Sin embargo, la incidencia del programa sobre el logro escolar, medida por los resultados del examen Saber 5, 9 y 11, no es concluyente. Es importante reconocer que el programa no se plantea objetivos en términos de la calidad de la educación, pero sería valioso orientarlo en esta dirección. Una posible explicación al escaso avance en materia de logro escolar es la necesidad de complementar este tipo de subsidios a la demanda, que han crecido enormemente, con incrementos en los recursos para la oferta educativa. 

Una característica interesante del programa es que la transferencia se otorga a las madres. Lo anterior puede modificar ciertas dinámicas del hogar, por ejemplo, el poder de negociación de la mujer o sus decisiones de fecundidad. Un estudio reciente identifica que tras la implementación de Familias en Acción, el padre comienza a involucrarse más en las decisiones del hogar que son directamente afectadas por el programa. Un ejemplo de ello es el involucramiento en la decisión de llevar o no sus hijos a la escuela. En términos de fecundidad podría esperarse un cambio, dado que el programa induce a la permanencia en el sistema educativo.  Para el caso de Bogotá, se ha encontrado que Familias en Acción no cambia la tasa de embarazo adolescente, pero el programa de Subsidio Educativo sí lo hace. Los autores del estudio argumentan que la diferencia del efecto se debe a que Familias en Acción no condiciona la transferencia a la aprobación del año escolar. Tanto en este contexto como en el tema de logro escolar, es importante pensar mantener e incluso ampliar las condicionalidades del programa.

Otro grupo de trabajos puede enmarcarse dentro de los cambios en la calidad de vida de las familias beneficiarias, entre ellos existen estudios sobre consumo, inclusión financiera y crimen. Se ha encontrado que el programa aumenta el consumo aproximadamente en un 15 por ciento, en especial en zonas rurales.  Los autores encuentran que gran parte de este aumento se destina a bienes de consumo de los niños. Además, de forma importante, no encuentran aumento en consumo de  vestuario de adultos, alcohol o tabaco. Por otra parte, una de las grandes modificaciones que se ha implementado durante la existencia del programa es el uso de la banca como medio de entrega del subsidio. No obstante, esta medida no parece ser exitosa en cuanto a la inclusión financiera, aunque si existe una reducción en tiempos de espera por parte de los beneficiarios. Un resultado muy importante e inesperado del programa es su efecto sobre la tasa de crimen. El incremento de ingreso, que ocurre durante las fechas de pago de la transferencia, reduce las restricciones de presupuesto de las familias y esto se refleja en una reducción de los hurtos a personas en lugares con mayor proporción de beneficiarios del programa. 

Un último tema de gran interés, es el impacto político que este tipo de programas sociales puede generar.  Para el caso de Familias en Acción es importante primero, por el tamaño del programa y segundo, por la estrategia de expansión del mismo. Existen dos estudios que evalúan este aspecto, el primero encuentra que el Gobierno de turno fue beneficiado políticamente por aumentar la cobertura del programa durante la última década. Sin embargo, el impacto de la expansión del programa sobre los votos fue pequeño. El segundo trabajo encuentra que los beneficiarios de Familias en Acción tienen una probabilidad más alta de registrarse para votar. Adicionalmente, dentro de quienes están registrados, los beneficiarios tienen una probabilidad más alta de haberse registrado luego de la implementación del programa en su municipio de residencia. Por otro lado, se corrobora que los beneficiarios de FA tienen mayores tasas de participación electoral. Finalmente, el porcentaje de votos del candidato del partido de turno es más alto y este tiene un mayor margen de victoria en mesas con mayor concentración de beneficiarios de Familias en Acción, aun cuando estos efectos son pequeños en magnitud.

Dada la evidencia presentada, resulta muy relevante el entendimiento de posibles efectos indirectos, a la hora del planteamiento y rediseño de políticas públicas.  Es indispensable que la política logre anticipar y adaptar los cambios de comportamientos de los hogares beneficiarios para aprovecharlos en favor del bienestar general. 

Revisar referencia y detalles de estudios mencionados en Nota de Política No.12 de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo y CEDE-Facultad de Economía de la Universidad de los Andes.