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ANALISTAS

Construir la política láctea

martes, 2 de diciembre de 2014
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La leche que se queda en finca en épocas de abundancia, así como la informalidad del mercado lácteo, deben ser vistas como oportunidad de crecimiento para el sector. Se trata de una oferta de leche que, bajo la ejecución de una política láctea integral, permitiría al país posicionarse en mercados de exportación, garantizando la disponibilidad de productos para compradores externos, sostenida en el tiempo y aprovechando el proceso de inserción internacional de la economía colombiana. Porque actualmente las exportaciones lácteas del país son oportunistas, responden a situaciones coyunturales y no tienen continuidad.

Los elementos para una política láctea integral: en primer lugar, garantizar la absorción industrial de la leche producida en el país, a través de contratos de proveeduría que fortalezcan el vínculo entre productor e industria. En segundo lugar, y directamente relacionado con el anterior, tener un precio de compra para los volúmenes adicionales de producción, con referencia a los precios internacionales más competitivos. Tanto los volúmenes adicionales de la producción como su precio de compra, deberán ser definidos a través de un estudio técnico económico elaborado por un ente imparcial. 

En tercer lugar, promover la exportación de los volúmenes de producción adicionales que entren al sistema formal, para consolidar al país como potencia exportadora de leche y derivados lácteos. Aquí debe revisarse la relevancia de las exportaciones a nivel país, mediante alianzas y sociedades de industria y productores de leche. Por último, contar con un instrumento de parafiscalidad eficiente, que promueva la mayor productividad del sector, acompañe y brinde asistencia técnica al productor de leche, y actúe como mecanismo de estabilización de precios y fomento a la exportación. Los recursos parafiscales tienen la naturaleza de recursos públicos, por lo cual su administración debe estar sujeta a los más altos estándares de transparencia. 

El actual momento tiene una connotación única para el sector lácteo colombiano. Existen amenazas pero también oportunidades; tenemos falencias en competitividad pero también una cultura ganadera y lechera posicionada a nivel nacional, así como un eslabón industrial que invierte continuamente en tecnología de proceso y desarrollo de productos. 

En medio del proceso de apertura comercial en el que nos encontramos hay riesgos, pero debe verse este momento como la ocasión para dar un vuelco al sector, que genere crecimiento y bienestar en el campo, a través de una política integral que propenda por el desarrollo lácteo en todos los eslabones de la cadena productiva.

La imposibilidad de absorber el total de la producción de leche por parte de la industria láctea formal no es nuevo. Sucede periódicamente de acuerdo al ciclo natural del negocio lácteo; de la producción y su estacionalidad. Luego de los fenómenos climatológicos adversos de los años anteriores -verano intenso en 2010 e inundaciones nacionales en 2011-, el anunciado Fenómeno del Niño se descartó hacia finales de 2012, por lo cual la oferta de leche creció en 2013 y así se consolidó la “enlechada” del año pasado. Los volúmenes adicionales de producción se quedaron en las fincas de pequeños productores, generando un grave problema social. 

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