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Entre las principales consideraciones se encuentra la de reducir costos en la cadena de abastecimiento en las compañías.
Con el paso del tiempo, los líderes en salud hemos identificado la necesidad de generar una transformación al sector en el país, al ir entendiendo el impacto que logran los centros hospitalarios al poner en primer lugar al paciente y al innovar y optimizar cada uno de sus procesos. Según una encuesta realizada por Cardinal Health y Sermo Intelligence en 2015, la cadena de abastecimiento es el segundo gasto más grande para las instituciones prestadoras de salud, después de la nómina; eslabón que resulta ser importante para quienes buscamos lograr elevar los estándares de calidad, seguridad y productividad, además de minimizar los costos operacionales de las instituciones de salud.
La administración de la cadena de abastecimiento en el área hospitalaria implica la organización, planificación y control de suministros médicos que integra desde las funciones del proveedor hasta que estos llegan al paciente. Este concepto novedoso busca liberar al personal médico de hacer tareas administrativas para centrarse en el paciente y en ofrecerle un servicio de calidad, y su implementación integral y eficiente permite minimizar los riesgos manuales y fallas humanas que se puedan presentar al asegurar “los tres correctos”: la dosis correcta en el paciente correcto, según el tratamiento correcto.
En este sentido, es necesario pensar en las diferentes etapas del flujo de la cadena de abastecimiento y definir objetivos en conjunto para construir buenas prácticas como comunidad y no como actores individuales. Un ejemplo sencillo y claro de ello es el de Caldswell Memorial, un hospital comunitario de Carolina del Norte en Estados Unidos, que al integrar a todos los involucrados en su cadena productiva fue capaz de mejorar los índices de seguridad al paciente y generar ahorros superiores a US$2 millones con la eliminación de exceso de suministros en tan solo cinco meses.
De manera que prácticas como estas se deben convertir en modelos de referencia para que en América Latina empecemos a beneficiar a los pacientes y al sector salud con los resultados positivos que trae consigo la excelencia operacional al reformar notablemente las metodologías no clínicas. En el caso de Colombia, el reto es volver más eficiente el sistema incorporando procesos de compras conjuntos y colaborativos, con plataformas electrónicas; buscando agrupar a diferentes organizaciones para ofertar en conjunto y lograr mejores negociaciones; integrando procesos con la industria de medicamentos y dispositivos médicos para descubrir formas de trabajo conjunto que nos beneficien a todos y creando modelos de contratación con las aseguradoras que nos agreguen valor.
Sin duda alguna adoptando procesos ágiles, eficaces e innovadores, minimizaríamos la preocupación general por la calidad del cuidado y los costos elevados de la atención en salud. Así entonces los pacientes, quienes son la verdadera razón de la medicina, harían parte de un sistema sanitario que generaría resultados seguros, altamente eficientes y efectivos, con menos errores y, de seguro, más humanos; logrando así los cambios necesarios para que el sector salud sea la industria que produzca pacientes sanos.
Para los expertos, estos productos cuentan con un bajo impacto ambiental y también, tienen un uso práctico y cotidiano para diversos espacios
Las organizaciones deben cambiar su enfoque de beneficios inmediatos a un modelo que valore la sostenibilidad como un componente central